231 · ¡Nunca está todo perdido! ¡Mucho ánimo!
232 · El estilo de escritura, cumple muchas veces el papel de un ritual. Esto se ve claramente en las declaraciones oficiosas, pero también en los mensajes que uno manda a otros…
Esta mañana escribí un mensaje a un profesor de mi Universidad, con el que a penas nunca he tenido contacto. Por ello redacté un mensaje correcto y educado, muy respetuoso, incluso melifluo… Es verdad que podría haberme ahorrado mucha de la retórica que emplee, y habría conseguido el mismo resultado. Sin embargo, fue divertido escribir de aquel modo —que podría sonar anticuado y ridículo—, pues me imaginé a mí mismo como procediendo de otra época. Pero está claro que no fue sólo una cuestión de diversión. Creo que adopté unas formas inspiradas por el academicismo más tradicional, y entonces, al escribir de tal modo, me veo a mí mismo desenvolviendo toda una parafernalia que puede verse desde fuera como inútil, pero que, sin embargo, cumple una función esencial: demostrar mi pertenencia a un grupo —la academia—, mostrando ciertas formas peculiares en mi expresión... Esto me recuerda a los típicos saludos pandilleros, en que dos chocan sus palmas y sus puños de un modo y manera muy determinados, lo cual puede resulta ridículo, pero para ellos es el signo de que ambos pertenecen a la pandilla. Efectuar esto rituales puede ser, incluso, el único criterio para determinar la pertenencia o no a un grupo.
Todo esto quiere decir, simplemente, que la vida está llena de rituales. Casi diría que toda comunicación se desenvuelve por medio de algún ritual…
233 · Hacer algo y cometer un error. Está claro que después no tiene mucho sentido lamentarse. Aún así, el dolor que nos haya producido errar será, en el peor de los casos, proporcional a nuestro aprendizaje. Lo peor de todo en esta vida es confundirse y no aprender nada…
234 · Quizá hace falta mucha fortaleza para tener un poco de esperanza. Pero quizá baste con un poco de esperanza para lograr escribir un párrafo con cierto sentido y digno de recordar...
Algunos de estos párrafos me es útil recordarlos a veces, pues he depositado en ellos algunas de mis esperanzas y de mis fortalezas…
Aún así, muchas veces he tenido en mente frases que he sentido la necesidad de incluir aquí, pero por las circunstancias no podía tomar nota e el momento, y pensaba: “Anotaré esta frase en cuanto tenga la ocasión”… Sin embargo, al presentarse la ocasión, muchas veces la frase había desaparecido, se había perdido en el maremagno de mi cabeza, se había olvidado… ¿Pero no debía ser esa una frase digna de recordar?
Esto puede querer decir varias cosas: 1) que la frase en cuestión no era tan digna de recordar, ý, así, tampoco serán dignas muchas de las frases que se hallan en este archivo (pues la frase no se encuentra aquí por casualidad); 2) que quien no es digno soy yo, pues he olvidado algo que, quizá, sí fuera digno de recordar (y no tengo ahora la dignidad de recordarlo); 3) que al decir “una frase digna de recordar”, lo que quiero decir es “digna de escribirla para poder recordarla”, pero entonces uno se pregunta para qué: si sólo voy a recordarla cuando la relea, no me servirá de nada en mi día a día…
Un pensamiento digno de recordar, ha de ser aquél que nos acompañe en todo momento, y entonces no sería necesario escribirlo, ni hacer el esfuerzo de recordarlo. Si aún así, lo escribimos, es porque la escritura se asemeja a un ritual, por medio del cual solidificamos una idea, como quien levanta públicamente un monumento…
Pero, a la larga, no todos los monumentos son dignos de permanecer alzados —y esto se ha puesto de manifiesto muchas veces en la Historia—. Quiero decir, supongo, que hay que tener vigiladas —bajo sospecha— a las frases de este archivo (como a cualquier otro conjunto de frases que nos traten de decir alguna cosa).
235 · Convencer a alguien de algo es dificilísimo —más difícil aún, naturalmente, cuanto más profunda sea la cuestión que se trate—. A lo más que podría yo aspirar, no es a convencer a otros de algo, sino, quizá, a que otros vean aquí o allá algo similar a lo que yo veo ahora (quiero decir en cada momento).
No tengo el temor, por tanto, de haber escrito cosas con las que yo mismo ahora no me siento identificado, que incluso me parecen ridículas. Para mí son el recuerdo de un tiempo pasado —que en muchas ocasiones rememoro con nostalgia—, pero para otras personas, algunas de esas anotaciones serán como restos arqueológicos, que si se observan con cuidado muestran vestigios de un camino. Qué duda cabe de que muchos caminos se han cruzado, se cruzan y se cruzarán con el mío, aquí y allá, y por diferentes puntos… Está claro que estos párrafos no pueden estar escritos para una sola persona, ni tampoco para todas; quizá, incluso, no puedan llegar a nadie en su conjunto, sino que, en el mejor de los casos, a una persona quizá le digan algo un 2% de estos párrafos (siendo los demás irrelevantes o absurdos)... Esto me hace pensar que yo, ahora, sólo soy como un 2% de mí mismo…
236 · Tengo treinta años, y eso podría significar el 30% del tiempo de mi vida (esto siendo MUY optimista, pues nadie sabe…). Existe una tendencia a pensar que las personas se van haciendo a lo largode los años, de modo que uno no se completa hasta el mismo momento en que muere. Esto se hace palpable en las biografías, en el contraste entre escribir la biografía de alguien que sigue vivo, y escribir la biografía de un difunto… Esta segunda, sin duda, cuenta con la ventaja de contar con la biografía completa.
Si me mantuviera en esta visión, tendría que decir: “Soy (optimistamente) un 30% de mí mismo... Si muero a los noventa años, ese día seré yo al 100%...”.
Creo que este pensamiento tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Pues es verdad que, así, llegar a la muerte puede no ser tan malo, a fin de cuentas, sólo entonces seremos plenamente nosotros mismos, como quien cierra por fin el círculo. Sin embargo, también es verdad que, si en efecto es así, apenas disfrutamos un instante de nuestra completitud, y uno puede sentir la cosa como un “¡tanto para nada!” (naturalmente, ahora no tengo en cuenta la posibilidad de otra vida venidera).
A propósito del parágrafo anterior, quiero agarrarme a esa otra idea de la vida, en la que cada instante somos, más o menos, y según los casos, como un 2% de nosotros mismos. Si uno experimenta a lo largo de su vida muchos cambios en su forma de ser, eso significará que, en cada instante, será una pequeña parte de sí mismo (si, por ejemplo, experimentamos a lo largo de la vida unos 50 cambios, pues seremos como un 2% de nosotros mismos en cada instante). Quien experimentare pocos cambios, por ejemplo, sólo 2 cambios en su vida, en cada momento sería un 50% de sí mismo…
Bajo esta visión, siempre estamos en algún sentido incompletos (al igual que pasa en la otra, donde la completitud es ya la muerte), pero ahora lo estamos siempre en la misma medida. Lo que esta visión tiene de positivo sobre la otra, son, fundamentalmente, dos cosas: 1) que se asume la incompletitud propia como algo realmente esencial de cada uno de los instantes, esto es, algo necesario e invariante, y, en este mismo sentido, algo a lo que simplemente nos tenemos que acostumbrar, algo que podemos perfectamente obviar (y, en efecto, es así que estos porcentajes del 2% o del 50% no significan absolutamente nada: puestos a ser incompletos, nos da lo mismo ocho que ochenta); y 2) esta visión tiene la ventaja de que en ella la muerte es mucho menos significativa, pues no es ella la que objetivamente marca los porcentajes, sino que éstos vienen ahora marcados por nuestra propia tendencia al cambio (algo que, por cierto, la otra visión no refleja), y nos da lo mismo cambiar ocho veces que ochenta, con tal de que siempre seamos nosotros mismos, así como somos, incompletos.
237 · La vida es la consolidación de una biografía propia e intransferible. Pero “narrar mi vida”, dista mucho de escribir unas memorias. En ellas sólo habría un devenir de sucesos, y yo sólo sería un personaje más que deviene con ellos.
En la vida propia, uno ha de ser el narrador y, entonces, “narrar la vida” debe significar, más bien, “narrar el devenir del narrador”… (Mi novela Maremagno terminó por convertirse en esto: tras ocho años escribiéndola, el narrador —yo— había cambiado tantas veces de parecer y de intereses, que el relato terminó por ser el relato de mi propio devenir como narrador… ¡Ahora tengo en mente otra novela, en la que pueda desarrollar esta idea con conciencia de ello desde el principio!)
238 · Despertar un día, después de una tormenta mental y emocional: ¡Vaya mundo éste! Avestruces sin cabeza. Ojos sin párpados… ¡Pero mira el cielo sin una nube! ¡Cojones!.
239 · El mundo es eso que está lleno de contrastes: monstruos y cosas imposibles, y otras cosas como el cielo, como el sol, o como tú…
240 · Reconocer un error y disculparse ante alguien es muchas veces vergonzoso. Sin embargo, creo que no siento vergüenza de cara a la persona ante la cual me disculpo, pues a ésta suelo poder explicarle con detalle los quebraderos de cabeza, confusiones o miedos profundos que motivaron mi equivocación. Sin embargo, en la mayoría de embrollos entre dos personas hay otras personas cerca, que seguro también han apreciado mi error, y ante las cuales nunca tendré ocasión de explicarme en tanta profundidad… Creo que siento la vergüenza sobre todo de cara a estas terceras personas…
Uno no quiere que esas personas cambien el buen concepto que tienen de uno, por culpa a un error motivado por una serie de quebraderos de cabeza, confusiones y miedos profundos, que me fue imposible controlar, y que, bien expuestos, cualquiera comprendería en un momento dado.
241 · No sé si es así en todas las personas, pero creo que sí lo es en mi caso: tengo una profundidad en la que habitan todo tipo de seres, muchos buenos y bellos, otros normales y otros, sin embargo, repugnantes. (Es como la típica visión de los ángeles y los demonios, pero con todo un amplio degradado —quizá como un Jardín de las Delicias—.)
Todos estos seres subterráneos que configuran mi “inconsciente” —o como quiera que se llame al lugar donde habitan las quimeras—, tratan de guiar mis pensamientos y, más aún, mis conductas, para aquí o para allá; y lo prudente entonces es controlarles a todos (no sólo a los demonios, también a los ángeles hay que tenerles controlados, pues podrían llevarte, quizá, a cometer alguna locura, que te conduzca a un final parecido al de los Santos…).
El caso es que no es nada fácil aprender a controlar siempre a estos seres tan absurdos, que son, al fin y al cabo, como los fantasmas…
242 · Creo que la Cultura nos permite a los humanos mecanizar pensamiento y conductas, para que, sin esfuerzo, mantengamos controlados a los fantasmas durante la vida diaria, reprimidos ante la claridad de las normas impuestas por cada sociedad, que permiten a sus habitantes comportarse mecánicamente, como más o menos todos esperan.
Sin embargo, a menudo nos enfrentamos a ciertas situaciones “nuevas” —quizá sólo para nosotros—, para las cuales no existe una normatividad clara, o no están claras del todo las normas, o simplemente no las hemos aprendido bien… Y en esas situaciones nos resulta difícil o no somos capaces de sujetarnos a ningún mecanismo para actuar. En esos casos sólo se puede improvisar, y nos volvemos imprevisibles: entonces los ángeles y los demonios manan del subconsciente —o de dónde sea que habitan— y entran en disputa por ver quién se lleva el gato al agua…
En general, estas situaciones están marcadas sintomáticamente por la aparición de emociones intensas, que brotan como muecas y gestos en forma de furia, de tristeza, de dolor profundo, de angustia, de intranquilidad, de inseguridad, de miedo, de asco, de confusión… y/o de cualquiera otra cosa que nos empuje a decir, literalmente, “Estoy que se me llevan los demonios” (y casi es peor que se le lleven a uno los ángeles, pues no está claro aún que se pueda llagar al cielo en cuerpo y alma, como a aquel personaje de Amanece que no es poco…).
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, uno debe meditar un instante antes de actuar, o se verá expuesto a que ángeles o demonios terminen de poseerle, y le lleven a realizar alguna acción equivocada, de la que luego puede uno arrepentirse (quizá por hacer daño a quien queremos, o hacernos daño a nosotros mismos, o perder algo que era valioso…).
Ante situaciones concretas, ángeles y demonios asaltan nuestra cabeza, e introducen en ella pensamientos que, en verdad, revelan las profundidades de uno mismo. Es posible que a veces, ante ciertas situaciones, aparece en nosotros algo bueno y angelical, que promueve el amor, la amistad, la solidaridad… Pero otras veces aparecen signos monstruosos, que nos llenan la mente de pensamientos repugnantes, promoviendo el odio, la falsedad, la avaricia, el escrúpulo, el asco, los celos...
Cuando, por ejemplo, un escrúpulo absurdo nos invade la cabeza, en ese momento nos convertimos en alguien absurdamente escrupuloso. Si nos invade el odio, la falsedad, la avaricia…, nos convertimos en alguien falso, avaricioso e ingrato… Y si dejamos que esos pensamientos desborden en actos, entonces será eso lo que vean los demás.
Por eso decía que uno debería tratar de controlarse, mantenerse un instante en suspenso, suspirar y reflexionar un momento antes de hacer nada. Esto suena fácil, pero, al menos para mí, no lo es tanto. Pues el músculo que usamos para reflexionar es nuestro pensamiento, y tanto los ángeles como los demonios saben que es eso lo primero que tienen que asaltar. Ángeles y demonios luchan entre ellos, junto a otra infinidad de especies ni tan malas ni tan buenas, y por eso en tales situaciones, en semejante jaleo, uno tiende a tirarse de los pelos, nos ponemos colorados y casi sale humo por la orejas; y nos resulta casi imposible pararnos a pensar.
Lo que habría que hacer, es vaciar la cabeza de cualquier fantasma extraño, venido de la ignota profundidad, y proceder a pensar uno mismo. Está claro que al actuar así podemos seguir equivocándonos, y arrepentirnos después de nuestras decisiones. Pero al menos habríamos cometido un error propio y sincero.
Creo que sólo de estos errores propios y sinceros puede uno aprender algo…
243 · ¡Hay que aprender a suspirar!
244 · Me resulta gracioso recordar ahora que los 24 primeros parágrafos de este archivo fueron presentado —allá en 2006— como trabajo final de una asignatura llamada Pensamiento Francés Contemporáneo, impartida aquel año por el ilustre catedrático Ángel Gabilondo, todavía ahora rector de la Universidad Autónoma de Madrid y actual Ministro de Educación.
Aquel profesor evaluó este trabajo (los 24 primeros puntos) y les concedió nada menos que Matrícula de Honor... Debió premiar —creo yo— mi valentía o, si no, premió su propia sorpresa...
Lo que me hace gracia, es cuánto ha crecido este texto desde entonces, y cuánto le queda aún por crecer. Me pregunto cómo evaluaría ahora mi trabajo el profesor Gabilondo… ¿Quizá podría presentar todo esto como tesis doctoral? — Ja. Ja. Ja…
245 · Crear necesidades al prójimo es atentar contra él (tanto o más que robarle).
246 · Para Marx y para todos los marxistas,la RAIZ del problema del Mundo es de naturaleza político-económica.
Hay un sistema político-económico tal que unos individuos son dueños de los medios de producción, y otros son asalariados. El concepto de "beneficio" significa justamente la "plusvalía" sustraída a los trabajadores. El Socialismo propone socializar los medios de producción, y que el "beneficio" vuelva a los trabajadores en forma de nuevos y mejores medios productivos, nuevos y mejores servicios públicos, etc...
Esto está más claro que el agua.
Pero, en cualquier caso, sea cual sea el sistema político-económico que queramos o quisiéramos, tenemos que reconocer que éste es promovido, desempeñado, impuesto o expuesto, practicado, elaborado, creado, pensado, parido, elegido, sufrido, vivido... POR HUMANOS (DEMASIADO HUMANOS).
Los humanos funcionamos absolutamente sumergidos en una MORAL-CULTURA-COSTUMBRES-MANÍAS-MODAS-CAPRICHOS-VALORES-CREENCIAS, y no sólo respondemos a nuestras necesidades básicas. Eso sí, toda posible CULTURA se asienta sobre la base de que sus prácticas garantizan la satisfacción de las necesidades básicas y de supervivencia de los individuos y de la especie (o sea, nunca ha existido una cultura que tuviera por moda sacrificar a todas las niñas a los 10 años... Si existió tal cultura, desapareció en una generación y nadie volvió a saber de ella):la CULTURA es A CORTO Y MEDIO PLAZO, siempre y necesariamente sostenible.
En la época de MARX, las condiciones de los trabajadores estaban al límite de las necesidades básicas: era, sin duda, un momento propicio para un cambio cultural (Marx lo aprovechó en términos de "momento para la creación de una nueva conciencia": la conciencia de clase...).
En la actualidad, la mayoría de humanos del planeta está al límite de las necesidades básicas: es, sin duda, un momento propicio para el cambio cultural.
Sin embargo, esta mayoría de humanos del planeta ni siquiera participa de nuestra cultura-moralidad: nosotros, con nuestra moralidad (y nuestras armas) nos plantamos en donde queremos y hacemos lo que queremos.
Esto quiere decir que AQUÍ (en los países del Primer Mundo) NO NECESITAMOS NINGÚN CAMBIO CULTURAL, porque por el momento AQUÍ no corre peligro nuestra supervivencia (incluso después de 3 años de crisis, en España y en todo el mundo desarrollado no ha habido ni un sólo muerto de hambre; 6 meses de sequía en Somalia = 500.000 muertos).
Aquí estamos bien. Aquí no es un momento propicio para que nuestra cultura cambie — para que dejemos de consumir estupideces, de forma insolidaria, etc... la insolidaridad nos está viniendo demasiado bien, nos gusta mucho eso de acumular tonterías, ser más ricos que el vecino, etc... Y como no nos ha ido mal, pues lo perpetuamos.
Nuestros políticos pertenecen enteramente a nuestra cultura. Es natural, por tanto, que consuman estupideces también ellos, y que les guste... La insolidaridad les ha venido muy bien también a ellos. Nuestros políticos son iguales que nosotros, más o menos. Ni más listos ni más tontos. Ni más responsables ni menos... Aquí la "izquierda" no existe (me refiero a una "izquierda moral"), o existe sólo puntualmente, en unos pocos ciudadanos sin representación en el parlamento, porque ni siquiera hay un partido político que represente estos valores (claro, debería tratarse, no de un partido político, sino de un auténtico “movimiento cultural”: en el menor de los casos, llámese “moda”, en el mayor, llámese “nueva religión”)…
Estando tan bien como estamos, es muy normal que nuestra cultura-forma-de-vida se perpetúe, con tanta paz y prosperidad que NOS proporciona.
Yo me supongo, entonces, que los problemas están más bien FUERA, o sea en los países "pobres" (los países no son pobres, la gente es pobre teniendo países ricos en todo...). La "conciencia de clase" hay que crearla fuera. ¿No?... ¿Pero de qué “clase” es el negro africano que se pasa el día de brazos cruzados, esperando a Godot mientras sólo puede oír el rugir de sus tripas, el chascar de dientes de sus hermanos por las tiritonas de la malaria, etc.?... Porque este hombre negro —de África— no es NI SIQUIERA trabajador, ni esclavo, ni nada (lo mismo pasaban menos hambre cuando eran esclavos; al menos, siendo esclavos tenían un PODER: el de sostener con su trabajo a los demás)...
Pregunta: ¿de qué hay que crearles conciencia a esos pobres africanos? —para ayudarles, se entiende…
Creo que el Marxismo no tiene una respuesta clara a esa pregunta (me refiero al modelo de acción-revolución política, basada en la creación de conciencia al proletario). En buena parte del África subsahariana, creo que no cabe hablar de “proletarios”, sino de “abandonados a su suerte”. Los obreros a los que se dirigía el marxismo tenían en sus propias manos el bienestar de los patronos: “Si no trabajamos o si morimos, ustedes caen también”. Yo tengo la sensación de que muchos pobres de África no tienen NINGÚN PODER, y ese es SU verdadero problema (porque no es nuestro problema: aunque se extingan, no pasará nada, pues, como digo, la mayoría de ellos o están de brazos cruzados, o están todo el santo día pringaos sólo para subsistir AL LÍMITE, como cualquier habitante dela INMENSA África rural, los nómadas, tribus ancestrales, etc… cuya actividad no repercute en modo alguno a nuestra economía).
Se puede abrir un debate sobre si nuestra “civilización” debe o no debe llegar a, por ejemplo, las tribus africanas. Hay quien piensa que eso sería “contaminar” su cultura con la nuestra, y que sería mejor dejarles ir desnudos, pintarse y cazar con lanza…, sin molestarles. Yo, sin embargo, creo que a esos hombres les vendría muy bien tener hospitales cerca, agua corriente en sus casas (potabilizada, claro)... Y no estaría de más tener un poco de excedente en la producción de alimentos, no sea que haya unos meses de sequía y no tengan qué comer, y mueran como chinches, y se tengan que matar unos a otros para subsistir… “¡Qué brutos son! ¡No están civilizados!” —decimos con total justicia, pero ¿sin vergüenza?—.
Yo creo que hay ciertos avances científico-tecnológicos que han demostrado ser muy útiles para la humanidad. Algunos son viejos como los Romanos, por ejemplo: alcantarillado, embalses y cañerías de agua limpia hasta las poblaciones… Si a esto sumamos la sanidad, la educación/formación necesaria para mantener las infraestructuras que se utilizan, vías de comunicación entre los pueblos (ni que sea carreteras comarcales)… Aquí también disponemos de técnicas de cultivo y recolecta muy eficientes (pero se necesitan maquinas y recursos que en África no hay: cualquier campesino español tiene aunque sea una ratona, en África van con mulas o cargan ellos “a lomo ya caliente”…)… Yo creo que exportar este tipo de cosas, no es malo. Es más, yo creo que lo agradecerían mucho.
El problema que yo sugería antes es que NO LO PUEDEN EXIGIR.
Los obreros europeos del siglo XIX, y aún del XX, SÍ QUE LO PODÍAN EXIGIR, y allí donde haya obreros podrán exigirlo, simplemente porque el bienestar de los poderosos depende de su trabajo, sin más, los ricos son ricos por la plusvalía que le roban al obrero. (Eso no quita para que hoy, en el primer mundo, haya muchos obreros satisfechos y orgullosos de serlo, que cobran buenos salarios y viven cómodamente, y además “no son ellos los que arriesgan su dinero al montar una empresa, que si cae el que pringa es el empresario…”. Lo que se omite en esa frase es, claro, que los empresarios de, por ejemplo, la compañía que gestiona el AGUA, el GAS,la LUZ …, no arriesgan absolutamente nada, pues está claro que eso a la gente no va a dejar de gustarle…).
El caso, que a los africanos no les ayuda nadie (a excepción de donativos), porque ellos no pueden hacer nada por exigirlo. Y eso no cambiará, creo, mientras no consigan algo de PODER (por ejemplo, que se les esclavice, hasta que todo el mundo viva bien a costa de su trabajo, y entonces les creamos conciencia de clase y que se revolucionen contra nuestros privilegios…). La otra opción que se me ocurre es que en los países del primer mundo los humanos tomemos “conciencia solidaria” (que no “conciencia de clase”), y que surja aquí un movimiento cultural que forme a una nueva generación de humanos completamente predispuesta a solucionar los problemas de los pobres africanos, gratuitamente, altruistamente…
Hay quien dice: “yo creo que aquí también tenemos problemas, que aquí también se cometen tratos inhumanos a conciudadanos nuestros… hay que empezar por solucionar los problemas de aquí, para luego ocuparnos de los otros que están más lejos”… Esto dicen unos.
Entonces otros contestan: “en verdad, los tratos inhumanos aquí son puntuales, y la mayoría que se hacen, por ejemplo en España, son a extranjeros-inmigrantes. Quizá, si en sus países de origen las cosas no estuvieran tan mal, entonces nada les incitaría a venir, pues ellos prefieren estar allí con sus familias… Si pese a nuestros malos tratos, están aquí, entonces es que allí están mucho peor. Lo que hay que hacer es solucionar aquello antes, pues además aquel es un problema masivo…”. Esto dicen otros.
Y a mí esto me parece como el problema del huevo y la gallina… ¿Hay opiniones intermedias?
247 · Este "giro político" en estas reflexiones mías está motivado por las movilizaciones del llamado “15M” (nombre, por cierto, que detesto, pues se acoge a la reciente moda de bautizar las catástrofes así), que han precedido a las elecciones autonómicas y municipales españolas.
Para mí —repito: para mí—, lo único útil de estas movilizaciones es, justamente, que hayan provocado el "giro" de estas reflexiones.
248 · El mundo está cambiando, y las luces y las sombras cambian con él. No ha llegado el “Fin dela Historia ”.
249 · Que nuestros países europeos estén perdiendo peso frente a los "mercados", indica ciertamente que en unos años serán otras las Potencias, y nosotros trabajaremos para los demás. ¿Pero no nos devuelve eso la condición de "proletariado"? Es esa conciencia la que se ha venido perdiendo en los países desarrollados, donde la gente vive a todo confor, se ha remplazado la noción de "trabajador" por la de "persona" o "ciudadano con derechos" o incluso "consumidor", que es mucho más gratificante. Y esto es normal, porque lo auténticos trabajadores (visiblemente explotados) estaban allén de nuestras fronteras, en China y por allí. Pero como la propia China y los chinos ya se consideran "socialistas", pues eso no ha permitido que realmente el socialismo brotara en China —lo que hay allí es una cosa extraña, pero no Socialismo—. Pero es posible que en Europa no suceda igual (y es así que América Latina la izquierda brota y rebrota sin cesar). Si realmente sucede que se cambian las tornas, y son los chinos los que ponen sus fábricas en Europa (algo que aún tardará, porque hay mucho negro en África esperando a Godot de brazos cruzados), entonces es posible que comencemos a notar la presión del trabajo y del robo de la plusvalía, y es posible entonces que el Socialismo renazca en Europa. Estoy seguro de que en Grecia hay ahora más gente de izquierdas que nunca, o, por lo menos, pronto el mensaje de la izquierda recobrará todo su sentido.
Pero siendo la cosa tan compleja como el mundo mismo, tal que toda simplificación es poca, y toda predicción demasiado gratuita... ¿Qué podemos esperar?
Yo creo que en Europa nos hemos mal acostumbrado a la "paz perpetua": sólo vemos las guerras por TV, y nos olvidamos de que, en verdad, el mundo es una matanza, yla Historia un matadero. En Occidente, en las últimas décadas la filosofía no ha dejado de insistir en el concepto de "fin de la historia" y de "post-historia", etc., como si la historia ya se hubiera "superado", por el simple hecho de haber tomado conciencia de ella. Pero yo pienso que no es así en absoluto, y que eso no es más que una nueva forma del Idealismo más especulativo. La Historia está en marcha, el matadero sigue de par en par abierto, y es muy probable que pronto nos salpique. No digo que las bombas vayan a caer sobre Madrid. Digo que aún tienen muchas cosas que pasar y que cambiar. El Imperio Egipció, contra todo pronóstico, se derrumbó. El Imperio Romano, contra todo pronóstico, se derrumbó. El Imperio Otomano, contra todo pronóstico, se derrumbó. El Imperio Carolingio, contra todo pronóstico, se derrumbó. El imperio Español, contra todo pronóstico, se derrumbó también... Todos los Imperios que se han alzado, han caído. Unos han remplazado a otros. Tras largas épocas de luz en unos territorios, han llegado épocas de cambio y oscuridad; y la luz se depositaba en otra parte…
Simplificando de nuevo, es como si el Imperio USA y el Imperio EU estuvieran ahora tambaleándose ante el surgimiento de imperios más poderosos. Aunque esto sea una falacia, ya que en verdad son "los ricos" los "grandes accionistas" los que mueven los hilos del mundo, y estos a día de hoy NO SE SABE DÓNDE ESTÁN, o sencillamente LOS HAY EN TODAS PARTES. Son "EL IMPERIO DE LOS RICOS", que se han puesto delante la máscara de "los mercados" para que no se les reconozca. Pero los mercados son ellos, que juegan con las acciones como en las apuestas de caballos, y mueven su inversión comprando "deuda" de aquí y de allá, dejando tras de sí despidos y crisis localizadas, en pos de nuevas contrataciones-explotaciones en otros lugares. La inversión pasa hoy de Europa a China y otros países emergente, como India o Brasil; aquí tenemos crisis y allí crecimiento:LA CRISIS NO ES GLOBAL. La crisis de Europa es una "apuesta" de los ricos, apuesta hecha en base a números, a datos empíricos-económicos. El Real Madrid CF juaga a las 12 de la mañana para que puedan ver el partido en China, en hora de máxima audiencia, porque las empresas patrocinadoras quieren que sus logos se vean en la TV China , porque allí hay ahora MUCHO dinero y mucho consumidor, y en España hay menos. Nuestra flamante "liga BBVA" se baja los pantalones ante "los mercados", y los futbolistas son ahora más que nunca "mascotas" de las marcas patrocinadoras.
El mundo cambia día a día. A dónde vamos…, es difícil de saber. Bajo altas dosis de tensión, el ser humano se vuelve imprevisible. Pero el panorama no es nada alentador.
232 · El estilo de escritura, cumple muchas veces el papel de un ritual. Esto se ve claramente en las declaraciones oficiosas, pero también en los mensajes que uno manda a otros…
Esta mañana escribí un mensaje a un profesor de mi Universidad, con el que a penas nunca he tenido contacto. Por ello redacté un mensaje correcto y educado, muy respetuoso, incluso melifluo… Es verdad que podría haberme ahorrado mucha de la retórica que emplee, y habría conseguido el mismo resultado. Sin embargo, fue divertido escribir de aquel modo —que podría sonar anticuado y ridículo—, pues me imaginé a mí mismo como procediendo de otra época. Pero está claro que no fue sólo una cuestión de diversión. Creo que adopté unas formas inspiradas por el academicismo más tradicional, y entonces, al escribir de tal modo, me veo a mí mismo desenvolviendo toda una parafernalia que puede verse desde fuera como inútil, pero que, sin embargo, cumple una función esencial: demostrar mi pertenencia a un grupo —la academia—, mostrando ciertas formas peculiares en mi expresión... Esto me recuerda a los típicos saludos pandilleros, en que dos chocan sus palmas y sus puños de un modo y manera muy determinados, lo cual puede resulta ridículo, pero para ellos es el signo de que ambos pertenecen a la pandilla. Efectuar esto rituales puede ser, incluso, el único criterio para determinar la pertenencia o no a un grupo.
Todo esto quiere decir, simplemente, que la vida está llena de rituales. Casi diría que toda comunicación se desenvuelve por medio de algún ritual…
233 · Hacer algo y cometer un error. Está claro que después no tiene mucho sentido lamentarse. Aún así, el dolor que nos haya producido errar será, en el peor de los casos, proporcional a nuestro aprendizaje. Lo peor de todo en esta vida es confundirse y no aprender nada…
234 · Quizá hace falta mucha fortaleza para tener un poco de esperanza. Pero quizá baste con un poco de esperanza para lograr escribir un párrafo con cierto sentido y digno de recordar...
Algunos de estos párrafos me es útil recordarlos a veces, pues he depositado en ellos algunas de mis esperanzas y de mis fortalezas…
Aún así, muchas veces he tenido en mente frases que he sentido la necesidad de incluir aquí, pero por las circunstancias no podía tomar nota e el momento, y pensaba: “Anotaré esta frase en cuanto tenga la ocasión”… Sin embargo, al presentarse la ocasión, muchas veces la frase había desaparecido, se había perdido en el maremagno de mi cabeza, se había olvidado… ¿Pero no debía ser esa una frase digna de recordar?
Esto puede querer decir varias cosas: 1) que la frase en cuestión no era tan digna de recordar, ý, así, tampoco serán dignas muchas de las frases que se hallan en este archivo (pues la frase no se encuentra aquí por casualidad); 2) que quien no es digno soy yo, pues he olvidado algo que, quizá, sí fuera digno de recordar (y no tengo ahora la dignidad de recordarlo); 3) que al decir “una frase digna de recordar”, lo que quiero decir es “digna de escribirla para poder recordarla”, pero entonces uno se pregunta para qué: si sólo voy a recordarla cuando la relea, no me servirá de nada en mi día a día…
Un pensamiento digno de recordar, ha de ser aquél que nos acompañe en todo momento, y entonces no sería necesario escribirlo, ni hacer el esfuerzo de recordarlo. Si aún así, lo escribimos, es porque la escritura se asemeja a un ritual, por medio del cual solidificamos una idea, como quien levanta públicamente un monumento…
Pero, a la larga, no todos los monumentos son dignos de permanecer alzados —y esto se ha puesto de manifiesto muchas veces en la Historia—. Quiero decir, supongo, que hay que tener vigiladas —bajo sospecha— a las frases de este archivo (como a cualquier otro conjunto de frases que nos traten de decir alguna cosa).
235 · Convencer a alguien de algo es dificilísimo —más difícil aún, naturalmente, cuanto más profunda sea la cuestión que se trate—. A lo más que podría yo aspirar, no es a convencer a otros de algo, sino, quizá, a que otros vean aquí o allá algo similar a lo que yo veo ahora (quiero decir en cada momento).
No tengo el temor, por tanto, de haber escrito cosas con las que yo mismo ahora no me siento identificado, que incluso me parecen ridículas. Para mí son el recuerdo de un tiempo pasado —que en muchas ocasiones rememoro con nostalgia—, pero para otras personas, algunas de esas anotaciones serán como restos arqueológicos, que si se observan con cuidado muestran vestigios de un camino. Qué duda cabe de que muchos caminos se han cruzado, se cruzan y se cruzarán con el mío, aquí y allá, y por diferentes puntos… Está claro que estos párrafos no pueden estar escritos para una sola persona, ni tampoco para todas; quizá, incluso, no puedan llegar a nadie en su conjunto, sino que, en el mejor de los casos, a una persona quizá le digan algo un 2% de estos párrafos (siendo los demás irrelevantes o absurdos)... Esto me hace pensar que yo, ahora, sólo soy como un 2% de mí mismo…
236 · Tengo treinta años, y eso podría significar el 30% del tiempo de mi vida (esto siendo MUY optimista, pues nadie sabe…). Existe una tendencia a pensar que las personas se van haciendo a lo largode los años, de modo que uno no se completa hasta el mismo momento en que muere. Esto se hace palpable en las biografías, en el contraste entre escribir la biografía de alguien que sigue vivo, y escribir la biografía de un difunto… Esta segunda, sin duda, cuenta con la ventaja de contar con la biografía completa.
Si me mantuviera en esta visión, tendría que decir: “Soy (optimistamente) un 30% de mí mismo... Si muero a los noventa años, ese día seré yo al 100%...”.
Creo que este pensamiento tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Pues es verdad que, así, llegar a la muerte puede no ser tan malo, a fin de cuentas, sólo entonces seremos plenamente nosotros mismos, como quien cierra por fin el círculo. Sin embargo, también es verdad que, si en efecto es así, apenas disfrutamos un instante de nuestra completitud, y uno puede sentir la cosa como un “¡tanto para nada!” (naturalmente, ahora no tengo en cuenta la posibilidad de otra vida venidera).
A propósito del parágrafo anterior, quiero agarrarme a esa otra idea de la vida, en la que cada instante somos, más o menos, y según los casos, como un 2% de nosotros mismos. Si uno experimenta a lo largo de su vida muchos cambios en su forma de ser, eso significará que, en cada instante, será una pequeña parte de sí mismo (si, por ejemplo, experimentamos a lo largo de la vida unos 50 cambios, pues seremos como un 2% de nosotros mismos en cada instante). Quien experimentare pocos cambios, por ejemplo, sólo 2 cambios en su vida, en cada momento sería un 50% de sí mismo…
Bajo esta visión, siempre estamos en algún sentido incompletos (al igual que pasa en la otra, donde la completitud es ya la muerte), pero ahora lo estamos siempre en la misma medida. Lo que esta visión tiene de positivo sobre la otra, son, fundamentalmente, dos cosas: 1) que se asume la incompletitud propia como algo realmente esencial de cada uno de los instantes, esto es, algo necesario e invariante, y, en este mismo sentido, algo a lo que simplemente nos tenemos que acostumbrar, algo que podemos perfectamente obviar (y, en efecto, es así que estos porcentajes del 2% o del 50% no significan absolutamente nada: puestos a ser incompletos, nos da lo mismo ocho que ochenta); y 2) esta visión tiene la ventaja de que en ella la muerte es mucho menos significativa, pues no es ella la que objetivamente marca los porcentajes, sino que éstos vienen ahora marcados por nuestra propia tendencia al cambio (algo que, por cierto, la otra visión no refleja), y nos da lo mismo cambiar ocho veces que ochenta, con tal de que siempre seamos nosotros mismos, así como somos, incompletos.
237 · La vida es la consolidación de una biografía propia e intransferible. Pero “narrar mi vida”, dista mucho de escribir unas memorias. En ellas sólo habría un devenir de sucesos, y yo sólo sería un personaje más que deviene con ellos.
En la vida propia, uno ha de ser el narrador y, entonces, “narrar la vida” debe significar, más bien, “narrar el devenir del narrador”… (Mi novela Maremagno terminó por convertirse en esto: tras ocho años escribiéndola, el narrador —yo— había cambiado tantas veces de parecer y de intereses, que el relato terminó por ser el relato de mi propio devenir como narrador… ¡Ahora tengo en mente otra novela, en la que pueda desarrollar esta idea con conciencia de ello desde el principio!)
238 · Despertar un día, después de una tormenta mental y emocional: ¡Vaya mundo éste! Avestruces sin cabeza. Ojos sin párpados… ¡Pero mira el cielo sin una nube! ¡Cojones!.
239 · El mundo es eso que está lleno de contrastes: monstruos y cosas imposibles, y otras cosas como el cielo, como el sol, o como tú…
240 · Reconocer un error y disculparse ante alguien es muchas veces vergonzoso. Sin embargo, creo que no siento vergüenza de cara a la persona ante la cual me disculpo, pues a ésta suelo poder explicarle con detalle los quebraderos de cabeza, confusiones o miedos profundos que motivaron mi equivocación. Sin embargo, en la mayoría de embrollos entre dos personas hay otras personas cerca, que seguro también han apreciado mi error, y ante las cuales nunca tendré ocasión de explicarme en tanta profundidad… Creo que siento la vergüenza sobre todo de cara a estas terceras personas…
Uno no quiere que esas personas cambien el buen concepto que tienen de uno, por culpa a un error motivado por una serie de quebraderos de cabeza, confusiones y miedos profundos, que me fue imposible controlar, y que, bien expuestos, cualquiera comprendería en un momento dado.
241 · No sé si es así en todas las personas, pero creo que sí lo es en mi caso: tengo una profundidad en la que habitan todo tipo de seres, muchos buenos y bellos, otros normales y otros, sin embargo, repugnantes. (Es como la típica visión de los ángeles y los demonios, pero con todo un amplio degradado —quizá como un Jardín de las Delicias—.)
Todos estos seres subterráneos que configuran mi “inconsciente” —o como quiera que se llame al lugar donde habitan las quimeras—, tratan de guiar mis pensamientos y, más aún, mis conductas, para aquí o para allá; y lo prudente entonces es controlarles a todos (no sólo a los demonios, también a los ángeles hay que tenerles controlados, pues podrían llevarte, quizá, a cometer alguna locura, que te conduzca a un final parecido al de los Santos…).
El caso es que no es nada fácil aprender a controlar siempre a estos seres tan absurdos, que son, al fin y al cabo, como los fantasmas…
242 · Creo que la Cultura nos permite a los humanos mecanizar pensamiento y conductas, para que, sin esfuerzo, mantengamos controlados a los fantasmas durante la vida diaria, reprimidos ante la claridad de las normas impuestas por cada sociedad, que permiten a sus habitantes comportarse mecánicamente, como más o menos todos esperan.
Sin embargo, a menudo nos enfrentamos a ciertas situaciones “nuevas” —quizá sólo para nosotros—, para las cuales no existe una normatividad clara, o no están claras del todo las normas, o simplemente no las hemos aprendido bien… Y en esas situaciones nos resulta difícil o no somos capaces de sujetarnos a ningún mecanismo para actuar. En esos casos sólo se puede improvisar, y nos volvemos imprevisibles: entonces los ángeles y los demonios manan del subconsciente —o de dónde sea que habitan— y entran en disputa por ver quién se lleva el gato al agua…
En general, estas situaciones están marcadas sintomáticamente por la aparición de emociones intensas, que brotan como muecas y gestos en forma de furia, de tristeza, de dolor profundo, de angustia, de intranquilidad, de inseguridad, de miedo, de asco, de confusión… y/o de cualquiera otra cosa que nos empuje a decir, literalmente, “Estoy que se me llevan los demonios” (y casi es peor que se le lleven a uno los ángeles, pues no está claro aún que se pueda llagar al cielo en cuerpo y alma, como a aquel personaje de Amanece que no es poco…).
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, uno debe meditar un instante antes de actuar, o se verá expuesto a que ángeles o demonios terminen de poseerle, y le lleven a realizar alguna acción equivocada, de la que luego puede uno arrepentirse (quizá por hacer daño a quien queremos, o hacernos daño a nosotros mismos, o perder algo que era valioso…).
Ante situaciones concretas, ángeles y demonios asaltan nuestra cabeza, e introducen en ella pensamientos que, en verdad, revelan las profundidades de uno mismo. Es posible que a veces, ante ciertas situaciones, aparece en nosotros algo bueno y angelical, que promueve el amor, la amistad, la solidaridad… Pero otras veces aparecen signos monstruosos, que nos llenan la mente de pensamientos repugnantes, promoviendo el odio, la falsedad, la avaricia, el escrúpulo, el asco, los celos...
Cuando, por ejemplo, un escrúpulo absurdo nos invade la cabeza, en ese momento nos convertimos en alguien absurdamente escrupuloso. Si nos invade el odio, la falsedad, la avaricia…, nos convertimos en alguien falso, avaricioso e ingrato… Y si dejamos que esos pensamientos desborden en actos, entonces será eso lo que vean los demás.
Por eso decía que uno debería tratar de controlarse, mantenerse un instante en suspenso, suspirar y reflexionar un momento antes de hacer nada. Esto suena fácil, pero, al menos para mí, no lo es tanto. Pues el músculo que usamos para reflexionar es nuestro pensamiento, y tanto los ángeles como los demonios saben que es eso lo primero que tienen que asaltar. Ángeles y demonios luchan entre ellos, junto a otra infinidad de especies ni tan malas ni tan buenas, y por eso en tales situaciones, en semejante jaleo, uno tiende a tirarse de los pelos, nos ponemos colorados y casi sale humo por la orejas; y nos resulta casi imposible pararnos a pensar.
Lo que habría que hacer, es vaciar la cabeza de cualquier fantasma extraño, venido de la ignota profundidad, y proceder a pensar uno mismo. Está claro que al actuar así podemos seguir equivocándonos, y arrepentirnos después de nuestras decisiones. Pero al menos habríamos cometido un error propio y sincero.
Creo que sólo de estos errores propios y sinceros puede uno aprender algo…
243 · ¡Hay que aprender a suspirar!
244 · Me resulta gracioso recordar ahora que los 24 primeros parágrafos de este archivo fueron presentado —allá en 2006— como trabajo final de una asignatura llamada Pensamiento Francés Contemporáneo, impartida aquel año por el ilustre catedrático Ángel Gabilondo, todavía ahora rector de la Universidad Autónoma de Madrid y actual Ministro de Educación.
Aquel profesor evaluó este trabajo (los 24 primeros puntos) y les concedió nada menos que Matrícula de Honor... Debió premiar —creo yo— mi valentía o, si no, premió su propia sorpresa...
Lo que me hace gracia, es cuánto ha crecido este texto desde entonces, y cuánto le queda aún por crecer. Me pregunto cómo evaluaría ahora mi trabajo el profesor Gabilondo… ¿Quizá podría presentar todo esto como tesis doctoral? — Ja. Ja. Ja…
245 · Crear necesidades al prójimo es atentar contra él (tanto o más que robarle).
246 · Para Marx y para todos los marxistas,
Hay un sistema político-económico tal que unos individuos son dueños de los medios de producción, y otros son asalariados. El concepto de "beneficio" significa justamente la "plusvalía" sustraída a los trabajadores. El Socialismo propone socializar los medios de producción, y que el "beneficio" vuelva a los trabajadores en forma de nuevos y mejores medios productivos, nuevos y mejores servicios públicos, etc...
Esto está más claro que el agua.
Pero, en cualquier caso, sea cual sea el sistema político-económico que queramos o quisiéramos, tenemos que reconocer que éste es promovido, desempeñado, impuesto o expuesto, practicado, elaborado, creado, pensado, parido, elegido, sufrido, vivido... POR HUMANOS (DEMASIADO HUMANOS).
Los humanos funcionamos absolutamente sumergidos en una MORAL-CULTURA-COSTUMBRES-MANÍAS-MODAS-CAPRICHOS-VALORES-CREENCIAS, y no sólo respondemos a nuestras necesidades básicas. Eso sí, toda posible CULTURA se asienta sobre la base de que sus prácticas garantizan la satisfacción de las necesidades básicas y de supervivencia de los individuos y de la especie (o sea, nunca ha existido una cultura que tuviera por moda sacrificar a todas las niñas a los 10 años... Si existió tal cultura, desapareció en una generación y nadie volvió a saber de ella):
En la época de MARX, las condiciones de los trabajadores estaban al límite de las necesidades básicas: era, sin duda, un momento propicio para un cambio cultural (Marx lo aprovechó en términos de "momento para la creación de una nueva conciencia": la conciencia de clase...).
En la actualidad, la mayoría de humanos del planeta está al límite de las necesidades básicas: es, sin duda, un momento propicio para el cambio cultural.
Sin embargo, esta mayoría de humanos del planeta ni siquiera participa de nuestra cultura-moralidad: nosotros, con nuestra moralidad (y nuestras armas) nos plantamos en donde queremos y hacemos lo que queremos.
Esto quiere decir que AQUÍ (en los países del Primer Mundo) NO NECESITAMOS NINGÚN CAMBIO CULTURAL, porque por el momento AQUÍ no corre peligro nuestra supervivencia (incluso después de 3 años de crisis, en España y en todo el mundo desarrollado no ha habido ni un sólo muerto de hambre; 6 meses de sequía en Somalia = 500.000 muertos).
Aquí estamos bien. Aquí no es un momento propicio para que nuestra cultura cambie — para que dejemos de consumir estupideces, de forma insolidaria, etc... la insolidaridad nos está viniendo demasiado bien, nos gusta mucho eso de acumular tonterías, ser más ricos que el vecino, etc... Y como no nos ha ido mal, pues lo perpetuamos.
Nuestros políticos pertenecen enteramente a nuestra cultura. Es natural, por tanto, que consuman estupideces también ellos, y que les guste... La insolidaridad les ha venido muy bien también a ellos. Nuestros políticos son iguales que nosotros, más o menos. Ni más listos ni más tontos. Ni más responsables ni menos... Aquí la "izquierda" no existe (me refiero a una "izquierda moral"), o existe sólo puntualmente, en unos pocos ciudadanos sin representación en el parlamento, porque ni siquiera hay un partido político que represente estos valores (claro, debería tratarse, no de un partido político, sino de un auténtico “movimiento cultural”: en el menor de los casos, llámese “moda”, en el mayor, llámese “nueva religión”)…
Estando tan bien como estamos, es muy normal que nuestra cultura-forma-de-vida se perpetúe, con tanta paz y prosperidad que NOS proporciona.
Yo me supongo, entonces, que los problemas están más bien FUERA, o sea en los países "pobres" (los países no son pobres, la gente es pobre teniendo países ricos en todo...). La "conciencia de clase" hay que crearla fuera. ¿No?... ¿Pero de qué “clase” es el negro africano que se pasa el día de brazos cruzados, esperando a Godot mientras sólo puede oír el rugir de sus tripas, el chascar de dientes de sus hermanos por las tiritonas de la malaria, etc.?... Porque este hombre negro —de África— no es NI SIQUIERA trabajador, ni esclavo, ni nada (lo mismo pasaban menos hambre cuando eran esclavos; al menos, siendo esclavos tenían un PODER: el de sostener con su trabajo a los demás)...
Pregunta: ¿de qué hay que crearles conciencia a esos pobres africanos? —para ayudarles, se entiende…
Creo que el Marxismo no tiene una respuesta clara a esa pregunta (me refiero al modelo de acción-revolución política, basada en la creación de conciencia al proletario). En buena parte del África subsahariana, creo que no cabe hablar de “proletarios”, sino de “abandonados a su suerte”. Los obreros a los que se dirigía el marxismo tenían en sus propias manos el bienestar de los patronos: “Si no trabajamos o si morimos, ustedes caen también”. Yo tengo la sensación de que muchos pobres de África no tienen NINGÚN PODER, y ese es SU verdadero problema (porque no es nuestro problema: aunque se extingan, no pasará nada, pues, como digo, la mayoría de ellos o están de brazos cruzados, o están todo el santo día pringaos sólo para subsistir AL LÍMITE, como cualquier habitante de
Se puede abrir un debate sobre si nuestra “civilización” debe o no debe llegar a, por ejemplo, las tribus africanas. Hay quien piensa que eso sería “contaminar” su cultura con la nuestra, y que sería mejor dejarles ir desnudos, pintarse y cazar con lanza…, sin molestarles. Yo, sin embargo, creo que a esos hombres les vendría muy bien tener hospitales cerca, agua corriente en sus casas (potabilizada, claro)... Y no estaría de más tener un poco de excedente en la producción de alimentos, no sea que haya unos meses de sequía y no tengan qué comer, y mueran como chinches, y se tengan que matar unos a otros para subsistir… “¡Qué brutos son! ¡No están civilizados!” —decimos con total justicia, pero ¿sin vergüenza?—.
Yo creo que hay ciertos avances científico-tecnológicos que han demostrado ser muy útiles para la humanidad. Algunos son viejos como los Romanos, por ejemplo: alcantarillado, embalses y cañerías de agua limpia hasta las poblaciones… Si a esto sumamos la sanidad, la educación/formación necesaria para mantener las infraestructuras que se utilizan, vías de comunicación entre los pueblos (ni que sea carreteras comarcales)… Aquí también disponemos de técnicas de cultivo y recolecta muy eficientes (pero se necesitan maquinas y recursos que en África no hay: cualquier campesino español tiene aunque sea una ratona, en África van con mulas o cargan ellos “a lomo ya caliente”…)… Yo creo que exportar este tipo de cosas, no es malo. Es más, yo creo que lo agradecerían mucho.
El problema que yo sugería antes es que NO LO PUEDEN EXIGIR.
Los obreros europeos del siglo XIX, y aún del XX, SÍ QUE LO PODÍAN EXIGIR, y allí donde haya obreros podrán exigirlo, simplemente porque el bienestar de los poderosos depende de su trabajo, sin más, los ricos son ricos por la plusvalía que le roban al obrero. (Eso no quita para que hoy, en el primer mundo, haya muchos obreros satisfechos y orgullosos de serlo, que cobran buenos salarios y viven cómodamente, y además “no son ellos los que arriesgan su dinero al montar una empresa, que si cae el que pringa es el empresario…”. Lo que se omite en esa frase es, claro, que los empresarios de, por ejemplo, la compañía que gestiona el AGUA, el GAS,
El caso, que a los africanos no les ayuda nadie (a excepción de donativos), porque ellos no pueden hacer nada por exigirlo. Y eso no cambiará, creo, mientras no consigan algo de PODER (por ejemplo, que se les esclavice, hasta que todo el mundo viva bien a costa de su trabajo, y entonces les creamos conciencia de clase y que se revolucionen contra nuestros privilegios…). La otra opción que se me ocurre es que en los países del primer mundo los humanos tomemos “conciencia solidaria” (que no “conciencia de clase”), y que surja aquí un movimiento cultural que forme a una nueva generación de humanos completamente predispuesta a solucionar los problemas de los pobres africanos, gratuitamente, altruistamente…
Hay quien dice: “yo creo que aquí también tenemos problemas, que aquí también se cometen tratos inhumanos a conciudadanos nuestros… hay que empezar por solucionar los problemas de aquí, para luego ocuparnos de los otros que están más lejos”… Esto dicen unos.
Entonces otros contestan: “en verdad, los tratos inhumanos aquí son puntuales, y la mayoría que se hacen, por ejemplo en España, son a extranjeros-inmigrantes. Quizá, si en sus países de origen las cosas no estuvieran tan mal, entonces nada les incitaría a venir, pues ellos prefieren estar allí con sus familias… Si pese a nuestros malos tratos, están aquí, entonces es que allí están mucho peor. Lo que hay que hacer es solucionar aquello antes, pues además aquel es un problema masivo…”. Esto dicen otros.
Y a mí esto me parece como el problema del huevo y la gallina… ¿Hay opiniones intermedias?
247 · Este "giro político" en estas reflexiones mías está motivado por las movilizaciones del llamado “15M” (nombre, por cierto, que detesto, pues se acoge a la reciente moda de bautizar las catástrofes así), que han precedido a las elecciones autonómicas y municipales españolas.
Para mí —repito: para mí—, lo único útil de estas movilizaciones es, justamente, que hayan provocado el "giro" de estas reflexiones.
248 · El mundo está cambiando, y las luces y las sombras cambian con él. No ha llegado el “Fin de
249 · Que nuestros países europeos estén perdiendo peso frente a los "mercados", indica ciertamente que en unos años serán otras las Potencias, y nosotros trabajaremos para los demás. ¿Pero no nos devuelve eso la condición de "proletariado"? Es esa conciencia la que se ha venido perdiendo en los países desarrollados, donde la gente vive a todo confor, se ha remplazado la noción de "trabajador" por la de "persona" o "ciudadano con derechos" o incluso "consumidor", que es mucho más gratificante. Y esto es normal, porque lo auténticos trabajadores (visiblemente explotados) estaban allén de nuestras fronteras, en China y por allí. Pero como la propia China y los chinos ya se consideran "socialistas", pues eso no ha permitido que realmente el socialismo brotara en China —lo que hay allí es una cosa extraña, pero no Socialismo—. Pero es posible que en Europa no suceda igual (y es así que América Latina la izquierda brota y rebrota sin cesar). Si realmente sucede que se cambian las tornas, y son los chinos los que ponen sus fábricas en Europa (algo que aún tardará, porque hay mucho negro en África esperando a Godot de brazos cruzados), entonces es posible que comencemos a notar la presión del trabajo y del robo de la plusvalía, y es posible entonces que el Socialismo renazca en Europa. Estoy seguro de que en Grecia hay ahora más gente de izquierdas que nunca, o, por lo menos, pronto el mensaje de la izquierda recobrará todo su sentido.
Pero siendo la cosa tan compleja como el mundo mismo, tal que toda simplificación es poca, y toda predicción demasiado gratuita... ¿Qué podemos esperar?
Yo creo que en Europa nos hemos mal acostumbrado a la "paz perpetua": sólo vemos las guerras por TV, y nos olvidamos de que, en verdad, el mundo es una matanza, y
Simplificando de nuevo, es como si el Imperio USA y el Imperio EU estuvieran ahora tambaleándose ante el surgimiento de imperios más poderosos. Aunque esto sea una falacia, ya que en verdad son "los ricos" los "grandes accionistas" los que mueven los hilos del mundo, y estos a día de hoy NO SE SABE DÓNDE ESTÁN, o sencillamente LOS HAY EN TODAS PARTES. Son "EL IMPERIO DE LOS RICOS", que se han puesto delante la máscara de "los mercados" para que no se les reconozca. Pero los mercados son ellos, que juegan con las acciones como en las apuestas de caballos, y mueven su inversión comprando "deuda" de aquí y de allá, dejando tras de sí despidos y crisis localizadas, en pos de nuevas contrataciones-explotaciones en otros lugares. La inversión pasa hoy de Europa a China y otros países emergente, como India o Brasil; aquí tenemos crisis y allí crecimiento:
El mundo cambia día a día. A dónde vamos…, es difícil de saber. Bajo altas dosis de tensión, el ser humano se vuelve imprevisible. Pero el panorama no es nada alentador.