390 · Siempre habrá un futuro más allá de cualquier futuro imaginable...
391 · Me he puesto a leer partes antiguas de este texto y varias cosas me llaman la atención. Por un lado, hay algunas ideas que sigo viendo claras después de diez años, y que podría considerar así como "constantes" de mi pensamiento; mientras que hay otras ideas que me resultan, no tanto "falsas", como "flojas", esto es, que aún necesitaban una vuelta (al leerlas, tenía el impulso de meterlas mano, de añadir matices, incluso tenía el impulso de borrar algunas...; cosas que no he hecho por respetar la cronología del documento). Por otro lado, a nivel de "estilo" he advertido también un cambio: antes usaba casi constantemente palabras en mayúsculas, como "Filosofía", "Existencia", "Vida", "Hombre", "Razón", "Verdad"..., mientras que hoy lo evito, y escribo esas palabras con minúsculas (las reflexiones de Otl Aicher sobre el uso de las mayúsculas son responsables de este cambio). Además, en entradas antiguas de este texto es habitual encontrar la palabra "Hombre" para hacer referencia al "ser humano"; pero desde hace unos años procuro escribir siempre "ser humano", para evitar la supremacía del género masculino (en este caso el cambio se debe a mi toma paulatina de conciencia del fenómeno del machismo)...
Uno se va haciendo poco a poco consecuente.
392 · Una y otra vez escucho a hombres y a mujeres hablar en contra del machismo y señalar actitudes o comportamientos supuestamente feministas; pero tengo la sensación de que no se termina de entender el machismo, en qué lugares de nuestra naturaleza se aloja; y veo entonces que esas actitudes y comportamientos que señalan son, en verdad, actitudes y comportamientos machistas.
393 · Tiendo a pensar que todo comportamiento espontáneo de los seres humanos es machista, porque el machismo está inscrito en nuestra naturaleza. La única manera de evitar el machismo es tomar conciencia clara de este fenómeno, tomar conciencia clara de nuestra naturaleza machista, y actuar entonces en total consecuencia: uno debería actuar en contra de su propia naturaleza, en contra del impulso natural que nos mueve. Uno debería reprimirse casi totalmente, desnaturalizarse, atar al animal que hay en nosotros. Ya dije en otro punto que el machismo nace de nuestra naturaleza sexual, la cual no es simétrica en hombres y mujeres, y toda vez implica el concepto de poder. Creo que, para evitar el machismo, uno debería volverse asexual. Sin ir tan lejos, sin duda, uno debería vivir su sexualidad de un modo muy diferente.
394 · Tiende a definirse el diseño como algo que está entre el arte y la ingeniería, esto es, entre la estética y la funcionalidad. El objeto de diseño es concebido siempre para cumplir una función, y se le dota además de cierta estética. Puede ser un cartel, un traje, una silla o una casa. Hay diseñadores o escuelas de diseño más bien estéticos, y los hay más bien funcionalistas. Los primeros dejan de lado ciertos aspectos útiles en pos de la estética; los otros descuidan la estética para lograr mayor funcionalidad. Respecto a la estética, se emplean criterios de estilo, de belleza o de cierta expresividad, etc. Respecto a la funcionalidad, se emplean criterios de eficiencia, de economía, de ecología, etc.
Se puede entender así, en efecto, que en un extremo, el diseñador se vuelve un artista (sus diseños se vuelven "inútiles", pero estéticos); en el otro extremo, el diseñador se vuelve un ingeniero (sus diseños son inexpresivos, pero sumamente funcionales).
Resta, sin embargo, preguntarse si la estética posee, de suyo, alguna función; y si la funcionalidad posee, de suyo, alguna expresividad estética.
Observo entonces que, al menos desde el nacimiento de las vanguardias, los artistas han querido usar su arte para influir en el tejido cultural y social. Me pregunto entonces si no habría que acercarles al universo del diseño (escuelas como la Bauhaus han de ser un buen ejemplo). No encuentro, sin embargo, una tendencia semejante del lado de la ingeniería, tal que quisieran acercarse por alguna razón a lo estético... Claro, no tiene mucho sentido tratar de acercarse a la producción de lo "inútil". ¡Pero es que el arte nunca fue inútil! ¡Siempre sirvió para algo! La cuestión es para qué, claro. Más allá de la satisfacción de necesidades estrictamente biológicas, toda utilidad es solamente cultural, convencional, ligada a una forma de vida artificiosa. Los tapices que pintó Goya sirvieron para decorar palacios de la corte. Tenían esa utilidad. Y yo tiendo a pensar que tal utilidad no servía en verdad para nada... Una cortadora de césped no sirve tampoco para nada, a mis ojos, pues de nada nos sirve un césped cortado... tampoco sirve para nada llegar a Marte en una nave espacial... Pero ello depende de la cultura. Nuestra cultura da valor al césped cortado, y da valor a los viajes a Marte. También da valor a lo bello, como ornamento, por ejemplo.
Todo es diseño funcional entonces.
395 · Cabría diferenciar dos tipos de actividades humanas: aquellas que cumplen un función biológica y aquéllas que no. Tal distinción parece más clara si imaginamos a los primeros hombres, allá a lo lejos, cuando aún eran casi animales. Actividades como conseguir alimento, abrigo o refugio entrarían en en el primer grupo; actividades como ponerse plumas, pintar animales en paredes o danzar en torno al fuego pertenecerían al segundo grupo. Las primeras son comunes al resto de animales; las segunda serían propias y características de lo humano, y podríamos denominarlas "espirituales".
La pregunta ahora sería: ¿por qué aquellos primeros hombres comenzarían a realizar estas actividades tan extrañas? En tanto que aquellos hombres eran, en verdad animales, tanto como lo seguimos siendo ahora, ¿no será que, en verdad, sí cumplen alguna función biológica? Ha de ser así. La cuestión es, ¿qué función es esa? ¿Qué necesidad biológica satisfacen? Teniendo en cuenta que la principal diferencia fisiológica que nos diferencia de otros animales es el desarrollo de nuestro cerebro y, por ende, de nuestra psicología, debemos concluir que tales actividades espirituales responden a una necesidad psicológica. Las capacidades cerebrales que permitieron a los seres humanos las operaciones racionales y simbólicas, responsables de nuestra supervivencia, han de ser, al mismo tiempo, las que engendraron toda esa suerte de necesidades propiamente humanas, que empujaron a aquellos animales a comportarse de formas tan extrañas. Y en esas seguimos...
396 · Lévi-Strauss (en Raza e historia) nos dejó unas claves importantes para poner coto a las pretensiones de una ciencia de la historia. La gran ingenuidad del historicismo es pensar que solo existe una historia, que se corresponde con aquella protagonizada por la cultura occidental. Desde aquí, en efecto, tendemos a pensar que nuestra historia es la historia; y pensamos que otros pueblos, por ejemplo, pueblos indígenas, carecen de historia, o bien que representan momentos pasados de nuestra misma historia. O los indígenas se suman a nuestra historia, o sencillamente quedan atrás. No estamos dispuestos a reconocer que ellos tienen su propia historia, centrada muy probablemente en cuestiones que son completamente invisibles a nuestros ojos. Para nosotros historia es equivalente a progreso científico y técnico, y a la sucesión de los diferentes modelos de producción, etc. Decimos, así, que algunos pueblos indígenas permanecen en nuestra prehistoria, porque su desarrollo científico y técnico y sus modelos de producción equivalen a los que existían en las regiones occidentales hace decenas de miles de años. Algunos pueblos del Amazonas no han llegado, en efecto, siquiera a lo que nosotros llamamos "revolución neolítica". Pero negar a esos pueblos su propia historia es sólo ignorancia y etnocentrismo. Esos pueblos han podido centrar su progreso en cuestiones espirituales, o en modos de llegar a una mayor comunión con la naturaleza de su entorno, por ejemplo, algo que nosotros jamás llamaríamos "progreso". Cuando la ciencia de la historia nos habla de una "historia universal", y nos habla de una "humanidad que progresa en cierto sentido", ignora por completo el sentido de otras historias posibles y de otras nociones de progreso posibles. Ignora por completo la posibilidad de otras humanidades. La idea de "humanidad" como algo que une a todos los seres humanos en un único proyecto y a un único destino, es solo producto de nuestra barbarie, en el sentido original de "barbarie", esto es: nuestra incapacidad para entender y dar sentido a otras formas de vida humanas que no sean precisamente la nuestra.
397 · Para una mentalidad machista, ver a dos hombres besándose es asqueroso, mientras que ver a dos mujeres besándose es excitante... Claro está, ello forma parte de la sexualización de la mujer.
398 · ¿Qué significa saber de arte? ¿Quién sabe de arte? Nada. Nadie. Si el arte es creación, entonces está claro porqué respondo así a esas preguntas. Sobre lo que no ha sido creado nadie sabe nada. Ni siquiera el creador puede saber lo que hace.
399 · El ejemplo absoluto del creador es el niño que juega, no a un juego determinado, sino el niño que se inventa su juego, espontáneamente, inocentemente, sin pretensiones de ningún tipo, sin saber nada siquiera de lo que hace. El juego de un niño es arte en estado puro. Y su inocencia no hace que su arte sea "absurdo" o "insignificante". El niño, inevitablemente, proyecta su visión del mundo a través de su juego, del modo más sincero y honesto que cabe imaginar, transparente. En el juego del niño se cumple netamente el idea del arte como vida.
400 · Leo hoy por ahí que Amancio Ortega ha donado 40 millones de euros para investigaciones sobre el cáncer. Y la gente lo aclama, claro...
Entonces yo recuerdo ese dicho de Balzac: que no hay fortuna que no se levante sobre el crimen...
Es mucho más de 40 millones lo que debería donar para limpiar su alma...
A esto, en mi casa, se le llama "engañabobos".
401 · El pensamiento no es algo sistemático, ni surge en nuestra mente de forma sistemática (este largo texto, que va y que viene, que se contradice, es una clara muestra de ello). El intento de sistematizar el pensamiento en un discurso es el intento de introducir en él una ficción que lo articule y le dé unidad. Pero la ficción sólo alcanza a logar lo verosímil, y ahí se queda conforme. Es por esto que, al final, todo sistema filosófico deviene idealismo.
402 · En apenas 100 años: Kant desmontó el juego que tenían montado los modernos (Descartes, Hume, Leibniz, Spinoza...), Fichte y Schelling pusieron patas arriba a Kant, Hegel despachó a Fichte y a Schelling, Schopenhauer desplumó a todos, y Nietzsche le dio la vuelta a su educador para superarlo; poco años después, Wittgenstein certificaba mediante la lógica todas las ideas esenciales que hay en Nietzsche (la crítica a la verdad, la inefabilidad de la ética...). Han pasado otros 100 años desde entonces, 100 años llenos de cambios, de avances científicos y técnicos..., pero nadie ha tocado un pelo ni a Nietzsche ni a Wittgenstein (en lo que se refiere, insisto, a sus ideas esenciales). Esto quiere decir algo, evidentemente. Para mí significa que ellos ya trazaron el límite de la filosofía. No es que tengamos que empezar nuestro pensamiento donde ellos lo dejaron; es que ellos marcan el lugar al que debemos llegar, y en ese lugar la filosofía muere. Lo que ellos nos enseñan es que el filósofo debe entrar en acción.
403 · Puedo imaginar el discurso de una nueva filosofía que estuviera hecho exclusivamente de ejemplos; y no me refiero a que esté hecho de palabras y frases que ponen ejemplos, no me refiero a un discurso que esté hecho de lenguaje, sino de los ejemplos reales. Puedo imaginar al nuevo filósofo como aquel que vive de un modo en algún sentido revelador, y que se expresa así, a través de su forma de vida.
404 · Y sería posible que este nuevo filósofo también leyera y escribiera, pero seguramente lo hiciera como parte de un "cuidado de sí". La filosofía como práctica, como ejercicio, como gimnasia.
405 · Hay muchas maneras de entender ese género musical llamado "libre improvisación". Más o menos, todos tenemos una misma idea de lo que es "improvisar" (tomar decisiones a tiempo real), pero hay grandes diferencias en torno a qué consideramos que es la música, qué factores la constituyen, y en qué medida esos factores pueden estar o no en manos de la improvisación. Si tuviera que resumir la trayectoria de ese proyecto de improvisación llamado "En Busca Del Pasto", del que soy con otros amigos responsable desde hace casi 15 años, diría que siempre hemos ido extendiendo nuestra improvisación hacia factores que, previamente, siempre habíamos prefijado.
La cosa puede resolverse bajo la pregunta: ¿qué factores de cuantos constituyen el fenómeno musical van a ser decididos de ante mano, y qué factores estarán abiertos a la improvisación? Inicialmente, y todavía hoy de forma mayoritaria, los improvisadores sólo dejan a la improvisación sus decisiones sobre qué sonido lanzar con su instrumento en cada momento dado, y, en general, el único factor incierto se desprende de la interacción con otros libre improvisadores, que también están decidiendo a tiempo real qué sonidos hacer en cada momento con sus respectivos instrumentos. Muchas veces, de hecho, los improvisadores han practicado en sus casas durante horas con sus instrumentos, rebuscando sonoridades curiosas o maneras extrañar de tocarlos, y luego en el directo sólo deciden en qué orden ir sacando el repertorio de recursos, en función a lo que el resto de improvisadores están haciendo. Estos libre improvisadores han prefijado muchas cosas de antemano, empezando por el instrumento que van a tocar, pero también la posición que van a ocupar en el escenario, si será sonorizado con micrófonos y altavoces o si sonará en acústico, si estará iluminado de este o de aquel modo, si el público estará sentado o de pie, etc. Que todo esto forme parte del fenómeno musical depende de la concepción que tengamos de dicho fenómeno. Yo tiendo a pensar el fenómeno musical vinculado a todo el contexto real en que la música es generada y percibida. La "experiencia" de lo musical no se agota en escuchar aquello que suena; nuestra experiencia siempre es global e involucra todos los devenires del psiquismo, todos los sentidos, todos los estados anímicos. No es lo mismo dar o presenciar un concierto un domingo por la mañana que un viernes por la noche o que un miércoles por la tarde; aun cunado la música que sonase fuera la misma, el "concierto" como experiencia global no habría sido el mismo, pues las dinámicas sociales y corporales condicionan rotundamente nuestras experiencias. Así pues, de entrada, un libre improvisador también puede dejar abierto el instrumento que usará, quizá llevando muchos instrumentos, quizá no llevando ninguno y usando cosas de las que uno encuentra en el camerino. Asimismo, se puede improvisar el lugar que se ocupará en el escenario y la postura o la pose que tomaremos (trabajando, pues, esa dimensión escénica o performativa que poco a poco ha ido inundando la libre improvisación). Pero podríamos seguir improvisando sobre las condiciones acústicas del espacio, moviendo los altavoces (si los hay), o desplegando paneles que modifiquen la sonoridad; o las condiciones lumínicas, o cambiando a tiempo real la decoración de la sala, o cambiando las butacas de sitio y haciendo que el público cambie su posición y actitudes, etc., etc,. etc. Todos (o casi todos) los factores que contribuyen a la experiencia de asistir a un "concierto" pueden dejarse en manos de la improvisación, hasta el punto de diluir los límites de eso que llamamos "concierto".
Y lo paradójico del asunto es, entonces, que el libre improvisador no tiene por qué ser en modo alguno un músico, y podría trabajar exclusivamente, por ejemplo, sobre las dinámicas y protocolos mediante las que el público accede a la sala, ocupa un lugar y espera a que el "concierto" empiece, sin advertir que ya está teniendo lugar...
Para mí es éste el sentido de la libre improvisación, digamos, que es hacia donde nos empuja.
406 · Sigo pensando que la principal raíz del machismo es la reducción de la mujer a su valor sexual. En este sentido, todo ese fenómeno de la "liberación sexual de la mujer", basado en ese conjunto de libertades que, a partir de los años 60, permitieron a las mujeres lucir sin pudor su atractivo (el fenómeno conocido en España como "el destape"), no es si no el modo en que la mujer se auto exhibe como objeto sexual. Entender "el destape" como un paso adelante en la liberación de la mujer es un error, pues creo que sólo responde a la idea de que la mujer tiene ahí su principal fuente de poder sobre el género masculino: el poder de la seducción. Muchas auto-denominadas "feministas" han defendido ante mí el derecho de las mujeres a ejercer ese poder. Y evidentemente que deben tener ese derecho. La cuestión es que, según pienso, ese derecho nada tiene de feminista, en tanto que el uso de ese poder redunda en el valor eminentemente sexual de la mujer. Al final, no es el poder sexual el que mueve los hilos del mundo.
407 · Me sigo acostando siempre tarde, pero ahora la Primavera me despierta temprano, tal como sale el sol. Y desde el minuto cero noto la sangre como hirviendo, la piel como erizada... Así todo el día. Varios días... No entiendo por qué no termino de caer exhausto. Algún tipo de sustancia que segrega mi cuerpo me mantiene como dopado, perversamente inquieto. Sé que, si pudiera aullar, aullaría. Empiezo a tener claro que esto le afecta más a unas personas que a otras. O sea, a unos cuerpos que a otros... Aprender a domar el cuerpo, o aprender a trotar sobre su lomo.
408 · Está muy bien haber asistido a esas conferencias sobre "Filosofía y Comedia", donde los eruditos de la Universidad han hablado de la risa, de la ironía y del juego... Nada como un recordatorio en primera persona (y sin ninguna sorpresa) del modelo que impera todavía en las instituciones oficiales de la filosofía, esto es, la manera en que la filosofía se pone en práctica dentro de estas instituciones. Para mí, lo más revelador ha sido ese punto en que, hablando expresamente de la malévola y destructora risa de Zaratustra, se nos dice que esa risa es una "risa filosófica", porque está revelando o es el síntoma de una actitud filosófica. Y lo revelador es que, pese a que la erudición lo estuviera expresando con perfecta claridad, jamás se habrían aceptado en esa sala mis risas ante lo que allí estaba pasando: una colección de caras largas y palabras serias mientras que la Primavera se reía de nosotros detrás de la ventana (sin duda que nuestros cuerpos, la vida misma, nos prefería al aire libre, regocijándonos en el césped, antes que perder nuestro tiempo en un estéril y polvoriento bla bla bla)... Yo no he hecho otra cosa que reírme por dentro (en los ratos en los que no me hervía la sangre); pero, si me hubiera reído por fuera, con la risa de Zaratustra de la que se estaba hablando allí, nadie lo habrían tolerado (salvo los dos amigos que estaban conmigo, riéndose también por dentro de tanta seriedad): nunca se hubiera admitido tal acto como parte de ese evento filosófico, sino precisamente como una interrupción, como un boicot. Hubiera estado fuera de lugar, me hubieran llamado la atención, etc. Yo sólo me habría reído y, atendiendo a lo expresado por el ponente, me hubiera reído además filosóficamente, pero aún así hubiera resultado un acto violento, pues "violenta es la risa de Zaratustra" (tal como el ponente ha explicado)... Mi educación y mi amistad personal con varios de los organizadores y asistentes me impidió intervenir (Nietzsche me reprocharía que fue mi compasión, mi cretinismo). Pero el asunto es claro: mi risa estaría fuera de lugar, ¡el propio Zaratustra estaría fuera de lugar!, porque la Universidad no es el lugar donde habita la "nueva filosofía" (esa que debería brotar de las ruinas de la anterior). El ponente habló de la risa de Zaratustra como de una "risa filosófica", y con ello quería hacerla suya, llevarla a su terreno, ponerla de su lado, ya que ellos representan a la filosofía, y todo lo "filosófico" les pertenece. Aunque lo expresen citando al propio Nietzsche, no acaban de entender que la risa de Zaratustra es ANTI-FILOSÓFICA, y que, de ser filosófica, lo es de esa "nueva filosofía" cuya práctica debe parecerse mucho más al libre salturrear y reír de Zaratustra; desde luego, nada que ver con memorizar libros polvorientos y especular sobre no sé qué género de "problemas filosóficos" (aquéllos que Wittgenstein ya sentenció con la lógica como pseudo-problemas), Que un evento de filosofía contemporánea esté tan infinitamente lejos de admitir mis risas, mis cantos o mis bailes, que en un evento de filosofía contemporánea fuera mal recibida la intervención del mismísimo Zaratustra, dice mucho sobre el nivel de "madurez" de nuestras instituciones filosóficas: todavía no han aprendido a aceptar y, por ello, están aún más lejos de asumir, las críticas que la propia filosofía ha volcado sobre ellas, sobre estas catedrales del saber, que si no se caen a cachos es sólo porque ellos se encargan de mantenerlas (como los conservadores de iglesias; lo cual me parece bien como trabajo de conservación de un patrimonio cultural, puro historicismo). Pero que no se confunda eso con lo que la filosofía es o puede llegar a ser, a saber: acicate para empujarse a uno mismo hacia una intensa, exuberante y jovial forma de vida, donde los "problemas filosóficos" se han vuelto superfluos. En los eruditos que nos explican a Nietzsche se materializa aquello que éste dice de que "el error no es ignorancia, sino cobardía". Ellos saben bien, a la perfección, en qué consiste el mensaje nietzscheano, pero actúan como si tal cosa no fuera con ellos. Bien corroborado queda esto cuando, primero, en la ronda de preguntas, un estudiante ha sugerido que todo eso que Nietzsche dice es incompatible con la filosofía académica, con sus propios estudios de filosofía (pues "parecemos memos"); y su conclusión, para mi sorpresa, fue que eso que dice Nietzsche y otros como él no es posible de asumir, y que uno no puede tomarlos realmente en serio (¡para ponerse a llorar! ¡La cobardía de uno usada como argumento universal!). Y esto volvió a corroborarse cuando, justo después, en el cierre del congreso, el portavoz nos ha sugerido abierta y literalmente que "no tomemos demasiado en serio a Nietzsche" (lo cual, en mis oídos, ha sonado exactamente como: "no os toméis demasiado en serio vuestra vida"). En ese momento me ha dejado de hervir la sangre: mis ansias por abrir la boca y soltar al águila y a la serpiente han cesado ahí, de golpe: he entendido que de nada serviría, que cualquier cosa que pudiera yo decir, ellos ya lo sabrían, y ante cualquier cosa que yo hubiera hecho, como cantar, reír o bailar, tendrían ya prefigurada una respuesta, y luego todo seguiría como estaba. He comprendido que hay cosas (como el anillo de Sauron) que sólo el fuego puede disolver...
409 · Y necesito dejar claro algo. No puedo defender realmente que no sea en algún sentido "bueno" o "útil"el que gente talentosa y esforzada dedique su vida al estudio de los grandes filósofos, especialmente, por lo que a mi interés respecta, sobre Nietzsche, Wittgenstein, Bataille u otros que me entusiasman. No puede ser malo al menos cuando el discurso es riguroso, cuando las cosas quedan bien explicadas y explicadas en profundidad, etc. Yo mismo debo estar agradecido de la filosofía académica que me formó y de la que aprendí muchas cosas, en el fondo, la que me empujó a salir convencido del mundo académico. Entonces, el foco de mis críticas del párrafo anterior es el hecho de que el mundo académico siga siendo aún hoy incapaz de asimilar formas filosóficas alternativas a las formas académicas, formas de filosofía que los propios filósofos académicos suscriben como filosofía (así fue que en el congreso se nos habló de los cínicos o de la risa de Zaratustra como manifestaciones indiscutiblemente valiosas de la filosofía). Sin embargo, ningún académico durante el último siglo ha hecho nada para incorporar debidamente todo ello al seno de la filosofía, afectando a las dinámicas y prácticas filosóficas desempeñadas en las instituciones oficiales. La filosofía ha revelado el corazón filosófico de las prácticas artísticas, por ejemplo, ¿por qué, sin embargo, en las facultades de filosofía no se practica el arte? ¿Por qué las facultades de bellas artes y de filosofía no son la misma facultad? No lo son por una cuestión de "especializaciones", de que la Universidad debe generar especialistas. Así los filósofos estudian el arte como "problema filosófico", estudian "estética" o "teoría del arte", pero no practican el arte: el arte no es aceptado aún como discurso propiamente filosófico. Y el arte es tan solo un ejemplo. Si algo me entristece del modo en que se practica la filosofía en las instituciones oficiales es que no estén dispuestas a introducir cambios importantes en sus dinámicas. Los eruditos que las dirigen deben pensar que sólo el punto de vista erudito está en posición de desplegar un discurso, porque se busca un discurso especializado, hecho por y para especialistas. Creo que el trabajo de los especialistas es bueno y adecuado, que permite actualizar y profundizar en los textos, etc., pero creo que la filosofía sería más rica si ello se complementara con nuevas dinámicas, con otros puntos de vista no académicos. Sabemos que la especialización solo responde a los modelos formativos de la sociedad industrial; la filosofía se ha encargado de lanzar sus críticas sobre estos modelos. Las instituciones de filosofía deberían ser las primeras en adoptar transformaciones, en reaccionar frente a la pura especialización, que ya se ha venido mostrando estéril (está claro que los productos que genera la filosofía especializada sólo son accesibles a los filósofos especializados, quedándose todo en su torre de marfil).
Así pues, no critico tanto lo que hacen en la Universidad, como lo que no hacen. Sólo creo que están dando de lado a un parte enorme y valiosísima de la filosofía, que de hecho es aquélla que más propiamente podemos llamar "contemporánea", y que hoy por hoy sólo puede existir en los márgenes...
410 · Y es verdad que no tengo en absoluto claro qué tipo de dinámicas y actividades introduciría yo en una facultad de filosofía. Pero lo primero que haría falta introducir es la voluntad de hacerlo, de pensar siquiera en esa posibilidad. Y luego ir poquito a poco...
411 · Conseguir que las instituciones de filosofía amplíen y eleven su visión de la filosofía, es el primer paso para conseguir que transformen sus dinámicas. Conseguir que las instituciones cambien sus dinámicas es el modo en que la filosofía podría tocar la tierra con pies políticos.
412 · Pocas cosas hay más intensas que dejarse aconsejar directamente por el deseo, darle a él las riendas. En cuestión de minutos puede poner todo tu mundo patas arriba...
413 · Hay una tendencia dentro del feminismo que pretende que las mujeres monopolicen el discurso feminista o, lo que es igual, que los varones no tenemos nada que decir al respecto del feminismo. La razón es sencillamente que los varones somos varones, y que por ello el feminismo no es asunto nuestro. Nosotros somos solamente el enemigo. Los varones no tenemos ni idea de cómo se vive la opresión machista, porque no somos mujeres, porque no podemos saberlo. Y esto es una verdad como un templo. Pero limitarse a esta verdad es, sencillamente, limitarse a la mitad del problema. Porque el machismo, como fenómeno, no puede describirse solamente bajo la perspectiva "mujer que es oprimida por el hombre". Cabalmente, tendremos que complementar esa visión con la del "hombre que oprime a una mujer". Las mujeres no tienen ni idea de cómo se vive esa masculinidad opresora. Por ejemplo, una mujer jamás entenderá el modo en que un hombre vive y siente la "posesión" de una mujer. Quiero decir que, aún cuando aceptemos que los varones son el enemigo natural del feminismo, renunciar a lo que un varón tenga que decir es como renunciar a conocer bien a nuestro enemigo. Ningún estratega renunciaría a eso (aun cuando nuestro enemigo esté equivocado, es adecuado saber en qué lugar está su equivocación). Es posible que yo, como varón, sea enemigo del feminismo. Pero, como intelecto, puedo asegurar que mis fines, de ser algo, son feministas. Que el feminismo renuncie a mis puntos de vista por el hecho de ser los puntos de vista de un varón, es un disparate consumado.
414 · El otro día, hablando con una gran amiga, me decía que mi discurso fundamenta el machismo. Y por supuesto que es así. Por suerte, pude convencer a mi querida amiga de que, por ello mismo, mi discurso también fundamenta el feminismo. Cuando yo hablo de la diferente animalidad que nos mueve a hombres y a mujeres, de la asimetría de nuestro instinto sexual, de los modos en que las nociones de "poder" o "dominación" se traban en las relaciones sexuales, donde el instinto masculino y femenino nos lleva a adquirir un diferente rol dentro de esas relaciones, en suma, cuando argumento que la base del machismo se halla en nuestra pura configuración psico-fisiológica como animales mamíferos y sexuados, lo único que pretendo es fijar del modo más certero posible la raíz del problema que el feminismo enfrenta.
415 · Desde luego, el punto de vista que yo estoy desarrollando hubiera sido imposible en otra época en que el feminismo no estuviera consolidado como uno de los movimientos sociales más visibles. Sólo gracias a las luchas feministas se ha conseguido que el problema del machismo se coloque como una de las enfermedades más acuciantes de nuestras sociedades. Mi ánimo al buscar las bases animales del machismo es, sin ningún género de dudas, contribuir al pensamiento feminista.
416 · Y el meollo de la cuestión, al comprender las bases animales del machismo, es responder a la pregunta: ¿puede, entonces, el machismo erradicarse? Aseguro de antemano que yo no tengo la respuesta. Pero tengo entonces la extraña sensación de que mi duda es ya un gesto machista o, mejor dicho, que podría interpretarse como tal, como anti-feminista (pues, por lo que parece, el feminismo debe confiar en la posibilidad de erradicar el machismo, ¿sólo tiene sentido bajo esa confianza). Querría ver qué pasa si, después de ciertas investigaciones, llegásemos a la conclusión científica de que el machismo es imposible de erradicar totalmente, porque nuestros propios cuerpos animales, nuestra sexualidad, nos va a colocar a cada género en un rol determinado, donde uno domina y el otro es dominado... Está claro que, a nuestros ojos, las conductas de muchos animales son machistas (los grupos de primates, sin ir más lejos, con el dominio de un "macho alfa"). De base, parece claro que los seres humanos tenemos mucho de primates. Pero, evidentemente, entramos en el complejo y simbólico plano de la cultura. Tengo claro que la cultura es un producto generado por animales, y que, si las culturas que conocemos son machistas, es porque se han levantado sobre una base de instintos y relaciones animales que ya eran machistas. El meollo de la cuestión es: ¿se puede dirigir la cultura hacia una configuración que consiga eliminar las conductas machistas? ¿Puede cambiarse el modo en que hombres y mujeres viven su sexualidad, tal que las relaciones que existen entre sexualidad y poder quedasen canceladas? Como ya he dicho, yo no sé responder. O no me atrevo a responder aún. Pero imaginemos por un momento que la respuesta fuera no, que la realidad nos confirmara en algún momento que nuestra animalidad es y será más fuerte que nosotros, y que la batalla feminista está, por naturaleza, perdida. Imaginemos que la realidad humana fuera irremediablemente tan cruel para las hembras como lo es en otras especies animales. ¿Acaso ello debería significar el fin de la lucha feminista? ¿No debería el feminismo estar prevenido incluso para eso? Me viene en este momento a la mente ese párrafo de Hakim Bey (en Zona Temporalment Autónoma) en el que dice que, aún cuando toda esperanza de una revolución social o política se hubiera extinguido, aún cuando su triunfo fuera demostradamente imposible, aún entonces tiene sentido la "revolución" en el plano de la vida cotidiana: «la lucha que no ha de cesar», dice, «porque nada salvo el fin del mundo podrá terminar con la vida cotidiana ni con nuestro anhelo de las cosas buenas, de lo maravilloso...». Aun cuando la distopía sea una realidad consumada e irremediable, eso nunca podría impedirnos ensayar nuestras utopías. Pero ojo, vuelvo a repetir, que yo no tengo la respuesta de si la cultura puede o no puede enderezarse según los designios feministas. Ojalá sea así. De momento hacemos esto pensando en que quizá sí...
417 · Y entonces un demonio me susurra al oído si tal esperanza no será más que idealismo. Algo me dice que el mundo deviene en el caos...
418 · Si el mundo deviene en el caos, la posibilidad de adquirir una configuración acorde al feminismo (que erradique el machismo), o, en general, la esperanza de que el mundo devenga en algún momento "universalmente justo", parece representar una posibilidad entre infinitas. Pero esto no debería vencer nuestros ánimos de vivir como creemos honestamente que hay que vivir: aunque uno no pueda controlarlo todo ni controlarse totalmente a sí mismo, sí cabe jugar a mantener lo más posible el control, como aquel que trota a lomos de un caballo desbocado...
419 · No debemos olvidar que las nubes también son caóticas, y eso no las impide adquirir en un momento forma de oso, o de cara, o de ángel alado... Formas Temporalmente Utópicas.
420 · ¿Cómo entender el activismo político? ¿Qué posición tomar al respecto? La finalidad habitual del activismo político es cambiar las cosas, cambiar la sociedad, la forma de vida general. Ello nace de una insatisfacción y de la conciencia de que la causa de esa insatisfacción es el modelo social y el lugar que uno ocupa. Es perfectamente comprensible que todos aquellos ricos y poderosos no deseen cambiar las cosas, a no ser que pudieran con ello ser más ricos y poderosos aún. El modelo social integra una tensión entre clases, estableciendo un desnivel entre opresores y oprimidos. Son éstos últimos los que pretenden el cambio, cuando toman cierta conciencia. El activismo político que pretende cambiar el mundo tiene su sede en los espíritus insatisfechos.
Ahora bien, hay otra manera de enfrentarse a la insatisfacción que puede provocarnos un modelo social. Está la opción de "surfear", como suelo decir. Buscar los márgenes, las fisuras del sistema, aprovechar los intersticios del mercado, aspirar a la mayor autonomía posible, no abandonarse a la rutina, reducir las ambiciones y las expectativas, crecer en el amor, en la amistad y en la alegría, anhelar por encima de todo la intensidad del presente...
¿Cabría entender esto como una forma de activismo? Cualquier animal político diría que no. La razón: que uno no pretende ahí "cambiar las cosas"; uno se aprovecha del sistema, individualmente, trazando una forma de vida que neutraliza lo más posible aquellos motivos de insatisfacción (un ejemplo claro es el movimiento okupa). No sería un activismo tentado a cambiar el mundo, sino más bien a fomentar la búsqueda de estrategias para "surfear" sobre las trampas que el mundo nos impone. ¿Estás insatisfecho? ¡Busca en los márgenes! No para cambiar las cosas en un sentido general, sino para cambiar tus cosas: los pesados hábitos de tu cotidianidad, tus mediocridades, tu insatisfactoria forma de vida. Y está claro que, como posición, ésta es individualista (o aplicada quizá a pequeños grupos más o menos inestables). Pero, ¿acaso esto no cambia algo las cosas? ¿No introduce una especie de germen, una perturbación en la fuerza, una fisura vibrante en el tejido social? Cuando uno se aventura a diseñar estratégicamente su propia forma de vida, cuando uno vive en ella, lo que establece es ante todo un ejemplo, una forma de ser en el mundo, la proclamación de un reino independiente (como dice Hakim Bey, que ya somos reyes de nuestra propia piel...). ¿Y no asoma ahora entre las nubes la utopía de que este germen se propague, de que cada vez más y más gente apueste por buscar estrategias alternativas, formas de vida propias y singulares, o quizá organizadas en pequeños grupos, encendiendo cada vez más hogueras de subversión y transvaloración, avivando el oleaje con nuevas banderas piratas, expandiéndose el caos hasta que, quizás un día, el sistema resulte insostenible, como un dinosaurio afectado por el Baile de San Vito? ¿No es ése el camino para convertirse en estrella danzarina?...
Hay dos razones fundamentales por las que yo prefiero esta manera de entender el activismo. Una tiene que ver con los medios y la otra con los fines. Respecto a lo primero: el medio es, en este caso, un fin en sí mismo. En efecto, el medio de este activismo es la ejemplificación de una libertad que todo el mundo tiene pero que casi nadie se aventura a explorar; la ejemplificación de la libertad supone, cabalmente, que uno mismo disfruta de esa libertad, vive en ella. Esta forma de activismo no espera ninguna promesa, sino que busca ávidamente formas de satisfacción inmediatas, construyendo utopías para una "revolución de la vida cotidiana" (sigo parafraseando a Hakim Bey). Y respecto a los fines de este activismo: ¿a dónde querríamos llegar, socio-políticamente hablando? El activismo político convencional, ya sea marxista, leninista, anarco-sindicalista, socialdemócrata o quién sabe qué, tienen en común el tener como fin algún modelo de sociedad, cada cual el suyo, un nuevo tablero de juegos donde los poderes habrán cambiado de manos, supuestamente en su beneficio o, como suelen decir, "en beneficio de todos" (aunque naturalmente obvian que no será en beneficio de los despropiados o, menos aún, de los posibles decapitados). Que esto sea así, que haya que plantear de base un modelo de sociedad que satisfaga a todos, que nos organice y homogenice a todos, que disponga de todos los mecanismos de control necesarios para que nada se tuerza, para que ningún "egoísta" y ningún "malvado" se aproveche de los demás, etc..., que haya que arrancar de aquí ha sido, es y será un nudo de infertilidades. Primero de todo, porque semejante proyecto carece de consenso, y así sucede que todas las "izquierdas" (y no estaría de más introducir algunas "derechas", que también poseen de suyo un carácter socialista-populista) son incapaces de ponerse de acuerdo, se disgregan y pierden su baza de constituir una fuerza de mayoría social. ¿Acaso podría ser de otra manera? ¿Cómo ponerse de acuerdo en semejante proyecto? ¿De veras cabe confiar en esa increíble posibilidad de constituir una sociedad global y que además sea justa para todos? Siendo el ser humano un bicho como el que ha demostrado ser, tal esperanza es un puro idealismo. Y, de ser un estado de cosas realmente posible, pensable, imaginable, sólo lo sería bajo unos mecanismo de control que, muy probablemente, harían que no mereciera la pena vivir ahí. ¡De ningún modo! Basta que una forma de vida se establezca como imperante para que un "espíritu libre" quiera evadirse de ella. Y este es el segundo punto: si hay un sistema global que mereciera mi apoyo, es aquel en que cada uno es libre de trazar su propia forma de vida, solo o con quien quiera, de forma permanente o inestable. Magma de vida humana: ésa es la finalidad del activismo que yo pretendería. No es una finalidad buscada, sino, en todo caso, encontrada. No necesita consenso alguno, ya que resulta de la diversidad de autonomías, de la diversidad de semblantes y de espíritus humanos. Es un activismo sin promesas, pues el medio ya colma de por sí nuestras expectativas: el fin es seguir transitando siempre el medio. La finalidad no es, pues, un fin-inmóvil, sino un perpetuo y necesario movimiento, una inquietud que se asemeje a todo lo que está vivo...
421 · El otro día leí por casualidad unas líneas de Camus (no sé de dónde salían). Decía que, en la medida en que una sociedad concede libertad, concede también el que unos ejerzan su dominación sobre otros; y que, en la medida en que una sociedad impide la dominación de unos sobre otros, lo hace a costa de reducir la libertad. Yo creo, en efecto, que no puede ser de otra manera. Pero el asunto está que en aquellas líneas de Camus, o quizá en el contexto en que las encontré, olía a pesimismo. Había ahí una especie de desengaño doloroso, una pérdida de la esperanza en la posibilidad de un mundo mejor... Lo extraño es que alguien pueda tener esa esperanza sin pensar en modo alguno en la posibilidad de que tal cosa no sea posible. Ante el futuro, está claro que la incertidumbre es siempre la actitud más acertada. Aun cuándo puedas creer en la posibilidad de un mundo mejor, también debes entender la posibilidad de que tal cosa no llegue a suceder jamás. Así pues, no tiene mucho sentido vivir como si tal cosa fuera posible. Tampoco, por cierto, vivir como si no lo fuera. ¿Cuál podría ser ese punto intermedio, esa actitud ante la vida capaz de aceptar la incertidumbre del futuro? Sin duda, para empezar, se me ocurre la posibilidad de "vivir en el presente" (recuerdo esa frase de Wittgenstein que dice que sólo quien vive en el presente es feliz...). Y este "vivir en el presente" significa, para mí, políticamente hablando, buscar las estrategias para evitar lo más posible sentirte dominado. Buscar lo más posible una situación de autonomía.
422 · Supongamos que un texto como este que yo escribo pudiera tener algún valor o alguna utilidad. O quizá no éste, quizá otro que nos explicara más exacta y concretamente estrategias para lograr una mayor autonomía dentro de nuestra sociedad, una especie de guía o manual de cómo construir una forma de vida acostumbrada a transitar los márgenes, etc... Todo el meollo de la cuestión estaría en que existe un salto desde la teoría a la acción. Y ese salto es más drástico cuanto más sólidamente construida tiene uno su vida. Una persona adulta, con su trabajo, su familia, su hipoteca, etc., etc., es muy difícil que dé el salto y cambie su forma de vida. Esto es un tópico, y como tópico es cierto. La vida en los márgenes implica una inestabilidad a la que es preciso acostumbrarse durante años. Dejarlo todo y empezar de cero siendo ya adulto es muy complicado, cosa de uno entre millones. Por eso pienso que este tipo de texto u otros semejantes tienen sentido sobre todo durante la juventud, para jóvenes. Tengo claro que leer a Nietzsche en mi juventud estableció unas premisas en mi vida que la marcaron rotundamente, aros por los que desde entonces me negaría rotundamente a pasar (algo tan simple como mandar un Currículum Vitae a una gran empresa, algo tan habitual como buscar un empleo que te obligue a madrugar todos los días... yo supe desde siempre que no quería eso para mí, y lecturas como las de Nietzsche me ayudaron a perseverar en mi postura, en auto-exigirme un nivel siempre tolerable de autonomía...). Cuando hablo con adultos de vida recta sobre estas cosas, enseguida veo el absurdo, enseguida veo que no germinará ahí ninguna semilla. Pero cuando hablo con jóvenes, en todos veo un brillo en los ojos que parece indicar al menos la posibilidad de que algo crezca ahí...
423 · Tengo mucho que aprender de la soledad.
424 · Me puse de nuevo a releer entradas antiguas de este texto. Hay muchísimo idealismo. Y puedo reconocer muy claramente dónde reside: casi todas las entradas dedicadas a la cuestión política son víctimas de un idealismo socialista y humanitario. Se detecta una esperanza infundada, la posibilidad de un proyecto y un proceso que llevaran a la paz y a la justicia... Claro que ya no creo que en tal posibilidad. Puedo entender entonces mi proceso filosófico de los último años como un proceso de purga de tal idealismo.
El origen de ese idealismo en mí me es evidente: lo he heredado tanto por mi familia (mis padres, gente de izquierdas, y mi hermano mayor, un acérrimo lector y amante de Marx), y también la educación "ética" de la escuela (recuerdo aún a mi profesora Nieves, que nos daba la asignatura de ética en el colegio, y nos hablaba de los derechos humanos, de la solidaridad, de la paz y la justicia...).
Lo curioso es que yo no tardé en dar con Nietzche, en el instituto, y sin duda me inyectó sus gérmenes, ¡que tardaron, ahora lo veo, décadas en germinar! Todos los años que he escrito este blog (ya más de diez) anda Nietzsche por ahí (también Wittgenstein), pero está todo el tiempo también Marx y el socialismo, o no todo el tiempo, sólo cuando entra la cuestión política.
De hecho, recuerdo muy claramente que hubo un tiempo en que pensaba expresamente que el gran proyecto filosófico consistiría en saber unir a Nietzsche y a Marx, en el sentido conciliar un "arte de vivir" de carácter individual y existencial (vitalista) con la preocupación social y política propias del socialismo (es posible que en algún punto de este blog anotara esta idea, pero no estoy seguro).
Lo que he terminado por comprender es que tal cosa no es posible. Y no es posible porque la utopía socialista y humanitaria es un idealismo. Y no se puede conciliar un idealismo con el espíritu que quiere liberarse de todo idealismo. Asumir que es el caso el que dirige los pasos del mundo. El caos nunca llevará a la paz y la justicia.
425 · Es bastante fácil arrastrar cualquier argumentación filosófica (o cualquier argumentación en general) hasta un punto en el que todo carezca de sentido, en el que toda capacidad de decisión última se desvanezca. Todo el meollo del asunto reside, entonces, en salir de ahí airosamente, esquivando el decadente nihilismo pesimista. Para cualquier espíritu que deposite su felicidad en cualquier clase de esperanza, para aquellos que anhelan la tranquilidad y sólo se sienten bien cuando se sienten arropados por la estabilidad del mundo, para aquellos que sólo saben vivir en el seno de las costumbres y las mentiras acostumbradas, asomarse a la idea de que sólo el absurdo y el caos empujan al mundo es lo mismo que asomarse a su infierno, y se sujetan a sus mentiras como a clavos ardiendo, fuera ya de toda racionalidad y argumentación, bajo juicios del tipo: "eso nos llevaría a la pasividad total", "con ideas así la vida no es posible", "no se puede ir tan lejos, no puede servir para nada, la razón nos permite funcionar en niveles superiores, sin necesidad de llevar todo hasta el absurdo" o cosas por el estilo. Simple y llano temor a aceptar una verdad que pone en evidencia todas sus mentiras, que pone patas arriba todo su mundo y todos sus valores, todo su proyecto de felicidad. Ahora bien, para cualquier espíritu verdaderamente libre arribar a la idea del absurdo es, simple y llanamente, el verdadero salvoconducto racional que certifica su inocencia, su derecho a traicionar toda costumbre, su derecho a crear. Para el espíritu libre la felicidad no es un proyecto. Es un acto.
426 · Posiciones de la "pequeña política". Aquí cada cual elige a qué rebaños seguir, y a eso llaman "libertad". De buscar un punto de vista "propio", "autónomo", "singular"... ni hablamos, porque es políticamente incorrecto. A todos los humanistas les gusta hablar de "igualdad" y de "universalidad". Querer salirse del rebaño, querer habitar por los márgenes como los piratas, regatear por donde uno puede sin perseguir los fines y metas del rebaño, sin compartir sus ideales de "éxito", de lo que es "bueno" y "valioso", o qué sea la "virtud" ... eso es políticamente incorrecto. Para demócratas, socialistas y cristianos cualquier singularidad es el diablo, claro ("diablo" = "dia" + "bolein" = arrojado para separar). Yo lo entiendo porque he sido socialista y cristiano casi toda mi vida racional (el socialista que no crea ser cristiano, que revise sus principios morales: justicia como igualdad, fraternidad, caridad, solidaridad, compasión, resignación...).
Pero nosotros ya comprendimos bien que la vida no es eso, y que el mundo no persigue ningún fin. El devenir de las cosas sigue un curso que se nos va completamente de las manos; pero se escriben relatos en los que se cree "dar razones" de por qué avanzó precisamente así... Y aquí se abren dos posibilidades: o hay razones para que avance así, o no hay razón ninguna. No siendo el cosmos un ser que pudiéramos llamar "racional" (hay que ponerse muy místico, religioso y antropocéntrico para ver en el cosmos un ser racional), es harto rebuscado pensar que deviene racionalmente. Es falaz incluso decir que posee "regularidad", ya que ello hace alusión a la existencia de "reglas" o, peor aún, "leyes", como si tales cosas pertenecieran de suyo al cosmos y no a nuestro diminuto intelecto. Pero aún en el caso de poseer "leyes", éstas en ningún caso premonizan un fin "racional" (si es que tal expresión tiene sentido, cuando la razón solo atiende a los medios), ni mucho menos un fin "justo", "bueno" o en modo alguno "deseable" (sea lo que sea que entendamos por tal). Que el devenir del mundo por sus propias leyes nos lleve hacia ese lugar deseado por no sé quién, eso es la utopía de las utopías. Es antropocentrismo y etnocentrismo (porque no todos los rebaños han tenido los mismos deseos para consigo mismos, ni para con la humanidad). El cosmos no persigue ningún fin determinado. Puede haber leyes específicas que parecen regular fenómenos específicos, pero poseer una regularidad no implica perseguir ningún fin. En su conjunto sistémico, el cosmos deviene como puro caos hacia ninguna parte: estrellas que se abrasan y explosionan, agujeros negros que todo lo tragan, colisiones aquí y allá, la propia vida no es más que una colección de colisiones, de unos que se comen a otros, millones de maquinitas programadas para CRECER Y SUBSISTIR A CUALQUIER PRECIO Y SIN NINGÚN OTRO FIN. La vida no posee esa finalidad que no sé quién quiere darle a los seres humanos. Creemos estar por encima de la vida. Por encima de nuestra materialidad física. Por encima del cosmos. Porque pensamos estar inflados con el hálito de los dioses... Hay que ser muy místico y muy atropocéntrico para creerse inflado por el hálito de los dioses. La cultura no nos libra de ser los animales que somos. La cultura es un invento creado por animales para cumplir sus fines animales, o sea, ningún fin más allá de su crecimiento y subsistencia. Somos seres vivos y seguimos la lógica de la vida. Podemos ponernos a fantasear con el amor fraternal y universal, con la posibilidad de un mundo mejor diseñado y construido piedra a piedra por nosotros mismos. ¿No entendemos aún que ese "nosotros mismos" no es nadie? No, no es nadie. Es el ficticio protagonista de la fantasía humanista y humanitaria (socialista y cristiana). La gente cree soñar sus propios sueños, pero en verdad sueñan los sueños de su rebaño, como si fueran los sueños de su Buen Pastor. Y es ese soñar lo que mantiene unido al rebaño, claro, andando cabizbajo hacia ninguna parte... Y sólo el que despierte lo entenderá: ¡NO HAY PASTOR! ¡NUNCA HUBO PASTOR!
427 · El ser humano moderno se ve a sí mismo en posición de lograr cualquier cosa mediante el uso de la razón. Ciertamente, la razón es una herramienta increíble; sus frutos saltan a la vista. Ahí suele sostenerse el comentario: "Alguna manera habrá de organizar bien las cosas", esto es: "del modo justo". Cuando uno tiene claro un fin, uno puede, en efecto, aplicar la razón para procurar los medios adecuados. En la cuestión política el fin es precisamente el problema. Qué sea lo "justo", lo "bueno", no es cosa que pueda resolverse racionalmente, y esto la propia razón lo mostró, mostrando sus límites (Kant>Shocpenhauer>Nietzsche>Wittgenstein). Por ahí no hay mucho más donde rascar. Cualquier discurso ético sólo será el legitimador de un punto de vista, el de cierto grupo más o menos numeroso. Pero es obvio que la mayoría nunca otorgará razón (que muchos crean A no hace que A sea verdadero). Muchos entonces tratan de regatear la cuestión eludiendo los conceptos de lo "justo" y lo "bueno", y pretenden centrarse en el de "bienestar", y en este punto suelen apostar por la visión utilitaria, afirmando que el objetivo es proporcionar el bienestar a cuanta más gente mejor. Pero en verdad sólo se traslada el problema un ápice: la cosa ahora es decidir qué sea "bienestar". Gente sumamente razonable ha sugerido ante mí que el bienestar puede medirse bajo el parámetro de la "esperanza de vida": a mayor esperanza de vida, mayor bienestar. Yo tardo muy poco en desmontar esa idea: ¿Nos valdría, entonces, una sociedad de esclavos que alcanzan de media los 90 años de edad? ¿Consiste el bienestar en estar bien alimentado y bien atendido sanitariamente? Parece ser que sí. Pero esa no es mi opinión; no es mi idea del "bienestar". O, mejor dicho, si eso es "bienestar", entonces no es ese mi fin. Mi finalidad no es vivir muchos años, ni vivirlos bien alimentado y bien atendido sanitariamente. Estas cosas pueden ser medios, pero no mi fin. Podría crecerme y decir que mi fin es mucho más elevado; pero, en verdad, quedo mejor satisfecho si digo que no tengo un fin. El que tiene un fin, debe perseguirlo a cualquier precio, esto es: "el medio no importan". Para mí, en todo caso, lo que más importa es el medio, el tránsito, el proceso: eso es lo que uno vive, eso es lo que uno es. Uno puede relativizar las fines, y tratar con ellos como si fueran medios, esto es, como excusas para transitar un medio determinado, una experiencia. No es hacer que los fines sean medios para otro fin, no. Hacer que sean medios para iniciar experiencias. Por ejemplo: perseguir arcos iris.
428 · Eso último invita a perseguir utopías, lo cual podría legitimar el proyecto político tradicional: aún cuando la justicia universal fuera imposible, el camino hacia allí siempre merecería la pena: el caso es acercarse lo más posible. Claro, en esta última parte enlaza aquella proclama utilitaria del "cuanto más mejor". Pero es la parte anterior la que peor suena: "siempre merecerá la pena". La cuestión es que, precisamente, la historia ya ha mostrado que no merece la pena. Ya sabemos que la historia es un matadero (Hegel). En verdad, esta sangría sólo podría merecer la pena si realmente alcanzara un fin, ese fin de justicia universal. Uno puede sacrificar sus días en la lucha política, uno puede dejarse literalmente la vida en esa lucha; pero tal sacrificio sólo habrá merecido la pena si el fin que perseguía se cumpliese. Es aquí donde esta noción de "utopía" falla para mí, en efecto, porque está centrada en ser un fin. Yo ya había resuelto esto más arriba, cuando se me ocurrió aquello de las "formas temporalmente utópicas" (parafraseando a Hakim Bey): la utopía, la finalidad, puede diseñarse para generar una experiencia en ese tránsito hacia ella. Es el proceso el que debe dar sentido al fin, y no el fin el que dé sentido al proceso...
429 · A nadie le faltan lecturas. Lo que siempre faltan son experiencias. Ciertas lecturas que yo recomendaría sólo son asimilables a la luz de ciertas experiencias. O sea, que sólo a la luz de ciertas experiencias las lecturas se convierten ellas mismas en experiencias... Se puede leer de muchas maneras.
430 · Por otro lado, yo sólo recomendaría una lectura en caso de estar seguro de que ello proporcionará al lector cierta experiencia. Tengo que conocer mucho a alguien para recomendarle un libro.
431 · El lema de la RAE ("Limpia, fija y da explendor") me parece sencillamente abominable. Soy laísta, leísta y loísta, y no sé cuántas cosas más, y me da exactamente lo mismo. Para mí, la RAE puede tanto estar como no estar.
432 · Es un fenómeno más que cotidiano el personificar a los países. "¡País ignorante!", por ejemplo, o la calificación de "países ricos" y "países pobres", etc. Obvio que un país no es una entidad que posea mente, de modo que no se le puede atribuir sapiencia o ignorancia. Tampoco es verdad que los países sean ricos o pobres: ricas o pobres son las personas que los habitan (y en todos hay ricos y pobres, en mayor o menor medida). Todo esto parece una personificación inocente, pero no lo es. Estas formas de lenguaje realimentan una ideología mezquina. Planea en el aire que en ciertos países la mayoría de la gente es pobre porque sus países son pobres, porque son desérticos y carecen de recursos naturales, por ejemplo. Pero eso no es verdad. Todos sabemos de dónde viene el petróleo, o los diamantes. No hay ningún país pobre.
Pero el problema es mayor. La aparente inocencia de la personificación de los países es un solidísimo escalón sobre el que se levanta la que quizá sea la ideología más mezquina de todas: el nacionalismo. Y me quiero referir al nacionalismo en el sentido más general pensable: a la sola idea de que existan países. Pues, ¿qué es un país si no el producto imaginario de una ideología? Los países no existen. Otorgarles una personalidad (personificarlos) legitima mucho más su existencia. Donde casi todo el mundo ve países y fronteras, yo sólo veo mundo. Astronave llamada "Tierra".
433 · Quede resumida aquí la conexión entre los "dos Wittgensteins": sólo hay uno. Su primera y su segunda etapa de actividad constituyen dos partes del mismo proyecto: lo que en el Tractatus queda abierto, se cierra en las Investigaciones. El proyecto consiste en dinamitar las esperanzas de una fundamentación de la verdad; y, dado que la verdad reposa siempre en forma de lenguaje (en esas sentencias que enuncian la verdad), el proyecto se traza siempre sobre el lenguaje (esta es la primera prueba de continuidad). En el Tractatus se establece todo aquello "necesario" para el ámbito de la verdad, las condiciones que ha de cumplir el lenguaje para poder representar el mundo (también se establecen, pues, las condiciones que ha de cumplir el mundo) y poder generar enunciados con valor de verdad (verdaderos o falsos). Para Wittgenstein, tal y como expresa en el Tractatus, sólo hay un tipo de necesidad, que es la necesidad lógica; por ello esta primera parte del proyecto escruta la lógica del lenguaje. Ahí nos deja claro que todo eso "necesario" es de carácter estrictamente formal, de modo que no es posible involucrar al contenido. Mundo y lenguaje han de poseer la misma "forma lógica"; pero la lógica no puede decirnos nada acerca del contenido. En el Tractatus, todo lo referente al contenido no entra en el terreno de la necesidad. Lo referente al contenido queda en las manos de la arbitrariedad cultural: cada lenguaje determina sus propios contenidos y, con ello, determina sus propios mundos: "los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo". Wittgenstein ya obtuvo como conclusión que el contenido de la verdad está circunscrito al ámbito de los lenguajes particulares, al "uso" particular que cada comunidad hace de sus términos: "lo que no alcanza a expresarse en los signos, es cosa que muestra su uso", escribe en el Tractatus. La segunda parte del proyecto wittgensteiniano se desenvuelve sobre esta cuestión del uso que queda abierta en el Tractatus. Ahora Wittgenstein mostrará las condiciones de todo aquello "arbitrario" que hay en los lenguajes: los usos específicos que se hace de las expresiones en situaciones específicas. Nos mostrará entonces que el modo en que los humanos usamos el lenguaje, esto es, el modo en que manejamos los contenidos, tampoco nos permite fundamentar la verdad, pues será el propio lenguaje el que quede desligado de ese ámbito: el lenguaje no es más que comportamiento. Decir verdades y falsedades no es más que un juego de lenguaje entre otros, un juego cultural como cualquier otro. Lo que caracteriza los juegos de lenguaje es poseer reglas, reglas que son colectivas (nunca privadas) y que aprendemos simplemente imitando y repitiendo el comportamiento de otros. El propio "contenido" del lenguaje queda desligado aquí de toda orientación epistemológica y metafísica. Al hablar de las cosas ni siquiera hablamos de las cosas, sino que simplemente nos comportamos de acuerdo a reglas que hemos aprendido, sin fundamento ninguno. Por eso Wittgenstein tenía razones para criticar su Tractatus cuando desarrollaba su segunda etapa: ante todo, el Tractatus parte de la idea aceptada desde antiguo de que la verdad reposa en el lenguaje, que el lenguaje es el vehículo propio de la verdad y del conocimiento. En las Investigaciones se pretende dinamitar esta postura. Visto desde las Investigaciones, el Tractatus no es incorrecto (traza de forma precisa la lógica del lenguaje), pero sí es superfluo. Ahora bien, dos cosas. Una: que el Tractatus sea superfluo es algo que el propio Tractatus dictamina, cuando declara al final su propio absurdo (escalera que debe ser arrojada, pues muestra "cuan poco se ha hecho con haber resuelto estos problemas"). Y Dos: que también las Investigaciones han de ser superfluas a la luz de las Investigaciones, al menos una vez que abrazamos sus conclusiones (también son una escalera que debe ser arrojada). Al final, claro está, la escalera que debe ser arrojada es la de la filosofía que se proyecta como "fundamentación". La verdad no existe.
434 · Imagínate llegar a una isla desconocida y encontrar que sus habitantes son todos entre sí diferentes, se visten de forma diferente, se comportan de forma diferente, cada uno hace las cosas a su propia manera... cada uno con su propia forma de vida... ¿Qué idioma se hablaría en esa isla?
435 · Relación de los hombres con la animalidad (tirando del hilo de Bataille): la cultura humana (el trabajo en el sentido humano) requiere poner restricciones a nuestra animalidad. Surgen entonces ciertas "prohibiciones", cosas que los animales hacen sin contemplaciones, pero que nosotros debemos contener, básicamente, el impulso sexual y la violencia. Dado que no podemos dejar de aparearnos, ni podemos dejar de matar animales para comer, la cultura debe generar los permisos, los momentos reservados para la transgresión de esas prohibiciones. Ello ha de hacerse sin dejar de remarcar el carácter prohibido de esas prácticas; nos aparearemos, y seremos violentos para causar la muerte a otro animal, incluso a otro hombre, pero lo haremos bajo un protocolo bien determinado, por medio de un "rito". Esto, en efecto, establece ese ámbito que llamamos "sagrado". El sexo es algo sagrado, quizá lo más sagrado (de vital importancia, en efecto), y por ello debemos acceder al sexo siguiendo los protocolos exigidos por la cultura (por ejemplo, el matrimonio). La caza también es sagrada, y por ello debemos hacer ritos de purificación de los cazadores, o protocolos veterinarios para el "sacrificio" de las reses... En el origen de nuestra cultura, la animalidad está prohibida, pero ello significa también que es "sagrada". No es de extrañar, por ello, que las más antiguas religiones tengan animales por dioses, u hombres con cabezas de animales, etc.. Es un rechazo de la animalidad que, sin embargo, aún reconoce su valor: tenemos prohibido ser como los animales, porque no somos dignos de ello.
En este sentido, cabe pensar que la cultura griega significó un giro importante: los animales fueron desterrados del Olimpo. Los dioses ahora son totalmente antropomorfos, ya no mezcla de hombres y animales. Y, precisamente, la mezcla de hombres y animales da lugar a lo "monstruoso". La animalidad es despojada de su antiguo valor. La caza se convierte en un deporte. Cierto que se hacen sacrificios de animales par agradar a los dioses, pero lo que ahora importa es el número de cabezas sacrificadas: el sacrificio de animales representa ahora el poder de los hombres y el sacrificio que hacen al deshacerse de todas esas cabezas... (todo esto queda claro leyendo los poemas de Omero).
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